Alejandra Marcos

Lo que dicen los mercados

Esta circunstancia pudiera dañar la credibilidad y efectividad para que Banxico logre y mantenga una inflación del 3%

Tras las reuniones de política monetaria en Estados Unidos y México, los mercados hablaron a través de los movimientos que se han observado en las tasas de interés en los diferentes plazos, la reacción más visible en el mercado de deuda se ha concentrado en los plazos largos, particularmente aquellos superiores a diez años. Aunque en Estados Unidos el bono del Tesoro a diez años ha subido 15 puntos base y se encuentra nuevamente por arriba del 4 por ciento de rendimiento, el bono mexicano a diez años se ha visto mucho más presionado. En el caso puntual de México, los Bonos M (tasas nominales) y los Udibonos (tasas reales) el movimiento a lo largo de la curva de rendimientos es un alza entre 25 y 35 puntos base, magnitud considerable al tomar en cuenta el poco tiempo transcurrido. De este movimiento se desprenden varias cosas que vale la pena analizar.

Para empezar hay que recordar que la Reserva Federal mostró un tono de mayor restricción monetaria, señalando que el recorte programado para el mes de diciembre era lejano a ser una realidad. Además, se ligan tres reuniones consecutivas de política monetaria donde la decisión no es unánime. Ello, se suma a que en la última gráfica de puntos publicada, hay una importante división entre los integrantes del Comité Federal de Mercado Abierto, pues hay quienes muestran una expectativa de una tasa de política monetaria que debería de seguir bajando, y quienes consideran que la tasa hay que bajarla, aunque en menor medida.

Posteriormente, el Banco de México mostró un discreto cambio en la comunicación, donde pareciera señalar que se implementará un recorte adicional, porque modificó el adjetivo de cantidad a singular cuando habla de los movimientos futuros de política monetaria. Es posible estimar que en la reunión programada para diciembre llevarán a cabo otro recorte, en especial considerando las declaraciones de la gobernadora; sin embargo, los recortes estimados por el grueso de los analistas en el 2026 no están garantizados.

Los movimientos en el mercado de deuda señalan de manera explícita dos cosas: 1) la inflación que espera el mercado es mayor a la del objetivo del banco central en México, incluyendo el rango de variabilidad, pues al descomponer las tasas de interés (que resulta restar la tasa real de la nominal) la inflación implícita es de 4.25 por ciento. Este nivel es semejante al promedio que se ha observado a lo largo de los últimos veinte años en nuestro país, por lo que también pareciera señalar que el mercado considera que ése es el verdadero objetivo de Banco de México. 2) Considerando el balance de riesgos para la inflación que está más sesgado al alza de lo que se piensa, la tasa neutral que ha sido alcanzada con el último recorte, y las lecturas más recientes de inflación subyacente que ligan 11 quincenas por encima del 4 por ciento, todo parece indicar que el organismo está siendo complaciente con respecto a su objetivo.

Lo anterior presenta una problemática compleja, pues no es un capricho buscar el 3 por ciento de objetivo de manera duradera; el que nos sintamos cómodos con más del 4 por ciento (diversos agentes del mercado y banco central) implica un costo de financiamiento mayor para las empresas dañando sus flujos de efectivo y retornos, para las personas y las familias, una erosión en la capacidad de compra y un encarecimiento en el financiamiento, y también para el propio gobierno, pues a pesar de los recortes llevados a cabo en la tasa de referencia, el encarecimiento de las tasas del mercado es la referencia clave para todo el sistema de financiamiento en México.

Adicionalmente, me parece que esta circunstancia pudiera dañar la credibilidad y efectividad para que Banxico logre y mantenga una inflación a nivel de su objetivo del 3 por ciento. Ello, como consecuencia de que, al presentarse choques inflacionarios, los mercados, al no estar convencidos de que el banco central quiere lograr el 3 por ciento, estimarían que el choque va afectar la inflación de manera más duradera. En contraste, si la credibilidad para lograr el objetivo se mantiene intacta, los consumidores y productores ajustarían de manera más limitada los precios, ya que estimarían que el órgano central va a bajar la inflación más rápidamente.

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