Directora de Análisis y Estrategia en Intercam Casa de Bolsa

Exacerbada debilidad

Durante el segundo semestre del 2021 se diluyó el dinamismo, y hemos comenzado el 2022 con visos que apuntan a la extensión de la debilidad.

Hemos empezado el año con revisiones puntuales a la baja sobre el crecimiento económico de México; las proyecciones se han recortado en al menos un punto porcentual.

El Fondo Monetario Internacional rebajó su expectativa de crecimiento del 4.0 por ciento al 2.8. La encuesta de analistas privados que elabora Banco de México disminuyó su pronóstico del 2.8 al 2.2 por ciento, al tiempo que la encuesta de Citibanamex apunta a un promedio del 2.5 por ciento para el año. El 30 por ciento de los analistas encuestados han proyectado un crecimiento económico por debajo del 2.0 por ciento.

Considerando la cifra preliminar publicada por el INEGI del cuarto trimestre del año pasado, la economía apenas creció 1.0 por ciento año a año, y de manera secuencial cayó el 0.1 por ciento, confirmando las voces que anticipaban una recesión técnica. El rebote en la actividad económica en el 2021 fue del 5.0 por ciento, cifra bastante moderada al tomar en cuenta la contracción de 8.2 por ciento del 2020. Más aún, considerando el nivel de actividad económica, nos encontramos muy lejos de lo observado previo a la pandemia, ello sin incorporar que durante el 2019 la economía mostró una ligera contracción.

La discusión sobre la recesión técnica de la economía mexicana resulta ociosa. Es un hecho que está lejos de crecer cerca de su potencial. Durante el segundo semestre del año se diluyó el dinamismo, y hemos comenzado el 2022 con visos que apuntan a la extensión de la debilidad. De acuerdo con los indicadores adelantados de actividad económica del IMEF del mes de enero, la economía mexicana muestra señales de contracción, tanto en el sector manufacturero como el de servicios, por lo que los datos refuerzan los riesgos a la baja para la actividad económica en el primer trimestre del año.

Es innegable que ciertas cuestiones externas han incidido en este panorama de evidente desaceleración: 1) la nueva ola de ómicron que ha afectado el desempeño de la economía global; 2) las renovadas afectaciones en las cadenas de suministro, y 3) la marcada trayectoria de alza en la inflación que hemos importado.

La debilidad de la economía mexicana no ha sido homogénea, ni por sectores, ni por regiones polarizando aún más las diferencias. Ha quedado demostrado en la historia del país, que cada vez que nos dividimos, perdemos todos. Ahora resulta más evidente que existen dos Méxicos.

El sector exportador ha sido el factor medular y determinante del crecimiento económico. La balanza comercial en el mes de diciembre fue superavitaria, y durante todo el 2021 las exportaciones crecieron 18.5 por ciento, representando el 27 del PIB, medido por la demanda agregada. Ello sumado a las remesas, que se han convertido en la fuente principal de riqueza en nuestro país. En el 2021 totalizaron 51.6 mil millones de dólares, mostrando un crecimiento del 27.1 por ciento, alcanzando un nuevo máximo histórico.

Lo que explica la exacerbada debilidad económica es el mercado interno. El pobre desempeño de la demanda interna ha sido en parte originado por el marco de políticas públicas. En la última encuesta de expectativas que elabora Banco de México, el grueso de los encuestados señala la falta de gobernanza, el Estado de derecho y las condiciones económicas internas como los principales factores que pueden obstaculizar el crecimiento económico.

Es innegable el enorme potencial que tiene México, la vecindad con nuestro principal socio comercial nos coloca en una plataforma ventajosa comparada con el resto del mundo, más aún incorporando el T-MEC. Pero no podemos dejar que esto sea el único motor de crecimiento económico del país. El gobierno tiene que sentar las bases para detonar un nuevo ciclo virtuoso de inversión encendiendo un motor adicional para la economía, de tal manera que acabe por ser el principal multiplicador de la derrama económica, generando a la postre mayores empleos y mejores condiciones para la población y así estimular la demanda local . De lo contrario, este será otro sexenio perdido.

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