Mis Finanzas y Coaching

Mentoría inversa: cuando los roles cambian

El ‘reverse mentoring’ busca reducir la brecha entre generaciones en lo tecnológico y lo cultural, explica Alberto Tovar.

Nunca se había tenido la convivencia de hasta cinco generaciones con rasgos tan distintos bajo un mismo techo laboral y ahora, el reto del aprendizaje recae tanto en la juventud como en quienes poseen experiencia, dando paso a lo que se ha llamado “reverse mentoring”.

Durante décadas imperó la idea de que la sabiduría avanzaba desde los mayores hacia los menores; sin embargo, la dinámica ha cambiado, y los jóvenes adoptan el rol de tutores para alentar el crecimiento tecnológico de quienes los antecedieron, además de mostrarles una nueva perspectiva de interacción social.

El “reverse mentoring” busca reducir la brecha entre generaciones en lo tecnológico y lo cultural. Surgió en los años noventa, cuando una multinacional decidió emplear esquema para que sus directivos comprendieran mejor el ámbito digital. A partir de ese momento, numerosas compañías globales adoptaron este enfoque, intentando potenciar la habilidad de sus líderes sénior, al tiempo que impulsaron iniciativas de inclusión, diversidad y conexión generacional.

El éxito del “reverse mentoring” depende de manera decisiva de un entorno laboral propicio. El coaching ejecutivo ejerce un rol esencial al ayudar a los líderes a cultivar confianza, apertura y humildad para que esta metodología prospere. La alta dirección requiere compromiso genuino, reconociendo que la antigüedad no significa supremacía en todo. Dichos líderes aceptan la oportunidad de mostrarse vulnerables y admitir sus límites, algo que el coaching ejecutivo estimula con gran eficacia.

¿Cómo implementar con éxito esta forma de mentoría inversa? Hay metodologías definidas. Primero, es recomendable precisar objetivos vinculados con nuevas tecnologías, tendencias culturales emergentes o el perfeccionamiento de estrategias de inclusión y diversidad. En segundo lugar, el emparejamiento ha de ser fundamentado en habilidades, intereses y personalidad, con el fin de garantizar compatibilidad y buen desempeño en la relación entre ambos.

El seguimiento resulta crucial. Es valioso programar reuniones estructuradas con metas definidas, retroalimentación continua y evaluaciones regulares que ajusten el rumbo y optimicen el aprendizaje conjunto. La revisión de cada etapa mantiene el dinamismo y realinea metas cuando hace falta.

Además, en el clima organizacional conviene fomentar flexibilidad y adaptabilidad ante diversas maneras de trabajar y comunicarse. Cada generación exhibe formas propias de interacción y aportación, desde prácticas tradicionales de los veteranos, hasta dinámicas digitales de Millennials y Generación Z. Reconocer y honrar estas variaciones favorece una convivencia laboral armómica y productiva, algo que se refuerza mediante el coaching ejecutivo y un liderazgo abierto.

Por último, más allá de metodologías y técnicas, el mayor hallazgo del “reverse mentoring” radica en entender que el conocimiento deja de ser unidireccional. Ninguna generación monopoliza la sabiduría. En la actualidad, aprender implica desaprender viejos paradigmas, apreciar el valor de perspectivas frescas y abrirse a la posibilidad de que quien menos esperamos, aporte enseñanzas invaluables. Esa práctica consolida la cohesión y enriquece la cultura laboral, impulsando una transformación compartida.

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Alberto Tovar

Alberto Tovar

Economista, especializado en negocios y finanzas personales; certificado como coach de vida y equipos. Actualmente es el Director Regional de la Zona Norte de El Financiero. Ofrece conferencias, consultoría y coaching a organizaciones diversas.

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