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¿Promesas irresistibles? Así nace la trampa

El verdadero problema aparece cuando alguien promete oportunidades “seguras” con ganancias desproporcionadas. El criterio pierde claridad y surge la trampa.

Se dice que las crisis generan oportunidades, y eso es un hecho; sin embargo, conviene tener cuidado con esa urgencia de aumentar el patrimonio de la noche a la mañana, pues existe la posibilidad de perderlo todo.

Perseguir rendimientos altos es legítimo, con la condición de que cada persona asuma los riesgos que ello implica. El verdadero problema aparece cuando alguien promete oportunidades “seguras” con ganancias desproporcionadas. El criterio pierde claridad y surge la trampa.

Antes, los fraudes ocurrían en la calle: te ofrecían el supuesto boleto ganador de la lotería a cambio de una suma menor. Ahora, los estafadores trasladaron sus artimañas al ámbito digital y las hicieron más sofisticadas. Las promesas de rendimientos milagrosos proliferan en redes sociales, mensajes de WhatsApp o en plataformas “DeFi” que dicen estar revolucionando las finanzas mediante contratos inteligentes. Un estudio de Chainalysis reveló que solo en 2023 desaparecieron más de 10 mil millones de dólares en esquemas cripto fraudulentos. Muchos operaban bajo la apariencia de oportunidades “irrepetibles”.

En esencia, la narrativa siempre es la misma: promesas de riqueza inmediata, testimonios de éxito —a menudo fabricados— y estados de cuenta que aumentan como por arte de magia. Cambia, sin embargo, el empaque. Ahora, el fraude llega vestido de marketing con sitios web bien elaborados, videos explicativos con gráficos en 3D y una trama técnica concebida para deslumbrar antes que informar.

Por eso, el mejor antídoto contra la avaricia se encuentra en el conocimiento más que en el miedo. Entender cómo trabajan las inversiones, definir objetivos precisos y determinar una estrategia de entrada y salida resulta esencial.

Un modo sencillo de proteger tu dinero es reflexionar sobre ciertos puntos clave. Por ejemplo, conviene revisar si la institución está regulada por alguna autoridad confiable, si comprendes de verdad su funcionamiento, si prometen rendimientos garantizados —un indicio que debería encender alarmas— y si cuentas con una estrategia clara para retirarte en el momento oportuno. Estas preguntas, aunque parezcan elementales, evitan más de un tropiezo. Benjamín Graham advertía que “el principal problema del inversor, e incluso su peor enemigo, es probablemente él mismo”.

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Alberto Tovar

Alberto Tovar

Economista, especializado en negocios y finanzas personales; certificado como coach de vida y equipos. Actualmente es el Director Regional de la Zona Norte de El Financiero. Ofrece conferencias, consultoría y coaching a organizaciones diversas.

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