La dictadura cubana vive sus últimos días. Las manifestaciones ocurridas este fin de semana en la isla reflejan la inconformidad de los cubanos ante el asfixiante régimen totalitario que, por décadas, se ha encargado de cercenar los derechos humanos de los cubanos.
El eje de gobernantes de América Latina alineados al Foro de Sao Paulo, entre el ellos el gobierno de López Obrador, se aprestan a apoyar al gobierno de Miguel Díaz-Canel con lo que sea -medicinas, vacunas, alimentos- para desactivar el conflicto y darle un respiro a la dictadura para que siga sangrando a los cubanos.
Saben los gobiernos populistas de la región que si cae el gobierno de la isla, en un efecto cascada, seguirá Venezuela, Nicaragua, Bolivia y después de otros países, México.
Por ello, la preocupación de AMLO y en este contexto se explica el apoyo total que ha brindado a Cuba, aunque en nuestro país se padezca el desabasto de medicamentos y un gran retraso en la vacunación contra el Covid-19.
Mientras que la población mexicana padece por la falta de medicamentos en grado extremo, López Obrador ofrece los mismos a los cubanos. Claro, la cobija humanitaria debe alcanzar para todos; sin embargo, si esa ayuda se utiliza para fortalecer a la dictadura, pues ya es muy cuestionable el apoyo ofrecido.
Desde, luego, el conflicto cae en la cancha de Estados Unidos, por el bloqueo que impuso a Cuba, mientras permanezca el régimen totalitario que ya lleva más de seis décadas, desde aquel 19 de octubre de 1960, fecha en que el presidente Dwigth D Eisenhower decretó el embargo y rompió relaciones diplomáticas, el 3 de enero de 1961.
Tomo algunos comentarios de la maestra en relaciones internacionales, Cristina Cardeño Gama, para esclarecer lo que pasa en la isla.
Desde 1994 no se veían imágenes como las que ahora se han hecho virales, de miles de cubanos y cubanas congregados en diferentes puntos de Cuba, incluyendo la capital, La Habana, para manifestarse en contra del régimen y exigiendo que se cumplan sus derechos básicos, como el de la libertad.
Incluso, las redes sociales en México y otros países se inundaron durante el fin de semana con el hashtag #SOSCuba, con el objetivo de difundir la situación en la isla que, al parecer, se agrava con el paso de las horas. Estas manifestaciones son la culminación de meses y meses de agudización de una crisis económica que no se alivia, de restricciones pandémicas como la de no permitir que llegue la ayuda internacional para aliviar la escasez de vacunas que intencionalmente prolonga el gobierno, además de la falta de personal médico en hospitales debido a que estos se encuentran viajando al exterior como parte de las brigadas médicas, a lo que se le une el alza en contagios de Covid-19 de manera exponencial.
Las cubanas y los cubanos se han cansado. Desde hace meses se habla de reformar para darle paso a una auténtica democracia y sin embargo, esta reforma amenaza al antiguo régimen, a la revolución. Tan es así que las actuales manifestaciones, que exigen libertad y derechos, han sido tomadas por el gobierno de Miguel Díaz-Canel como una afrenta directa a la revolución de Fidel Castro y ha llamado a los seguidores del régimen a salir a las calles prometiendo que “habrá una respuesta revolucionaria”. Díaz-Canel ha convocado a todos los “revolucionarios comunistas a que salgan a las calles donde se vayan a producir estas provocaciones, y enfrentarlas con decisión”.
El presidente Díaz-Canel ha hecho uso del discurso antiyanqui para justificar la salida del Ejército a las calles para reprimir las protestas, pues ha acusado a Estados Unidos de orquestar las manifestaciones en contra de su régimen. Cortar de tajo la red de internet y las formas de comunicación de su población sólo ha profundizado la gravedad del asunto. La dictadura cubana se viene tambaleando desde hace meses y parece cada vez más urgente cambiar el rumbo gubernamental de la isla, como lo están pidiendo miles y miles de cubanos dentro y fuera del país.
De nuevo, algo de culpa tendrá Estados Unidos en la crisis actual. Recordemos que el país norteamericano ha mantenido un bloqueo económico y comercial contra Cuba, con el objetivo de asfixiar su economía y forzar el cambio de régimen hacia uno que sea más compatible con los estadounidenses y del mundo. De la misma manera, hace poco menos de un mes se votó por vigésima novena vez en el Consejo de la Asamblea General de las Naciones Unidas, de manera apabullante, en contra del embargo estadounidense impuesto a Cuba desde hace casi 60 años.
Lo que comenzó como un gran ideal de revolución en contra del imperialismo yanqui, buscando supuestamente la justicia social, se tergiversó con el paso de la historia. Lo que pudo ser el gran emblema de la alternativa al capitalismo, al imperialismo y al mundo hegemónico consolidado por Estados Unidos, se convirtió en un régimen asfixiante, en una dictadura cruel que ha privado de los derechos más básicos a su población. El gobierno de la revolución de los Castro se encuentra cada vez más ahorcado por las circunstancias actuales y de continuar resistiéndose al cambio que Cuba está demostrando necesitar, al menos en gran parte, dañará irreversiblemente a los ciudadanos de la isla antes de que caiga el régimen. El miedo que expresa el régimen castrista a las voces disidentes es sólo un reflejo de lo enquistada que está la dictadura.
Una vez más, hagamos el trabajo que nos corresponde como comunidad internacional para denunciar la privación de la libertad de los cubanos y hacer presión al régimen cubano para que cumpla en proveer las necesidades más básicas de sus pobladores como lo son la comida y la salud
Las alertas rojas están prendidas en varias casas de gobierno de la región, desde Washington hasta La Habana, pasando por Venezuela y México, sobre el derrumbe de la dictadura cubana y, como reza el dicho, “Cuando veas las barbas de tu vecino cortar, pon las tuyas a remojar”.