Israel es territorialmente un pequeño país. No así su ancestral historia ni mucho menos su actualidad y futuro tecnológico. Si algo le sobra a Israel es arena. La arena se compone principalmente de cuarzo, que a su vez se compone de materiales altamente semiconductores como lo son el silicio y oxígeno. El silicio es el semiconductor más comúnmente utilizado para producir chips de computadoras en la actualidad. En términos simples, el silicio se puede encontrar en la arena y es por eso que la industria de alta tecnología depende de la extracción de arena.
Pero el mayor valor agregado de Intel en Israel ya no es solamente la composición de materiales para la construcción de los chips, sino sobre todo del arte necesario para el diseño, fabricación y sobre todo, del software que se introduce en los chips y que permite obtener velocidades extraordinarias al momento de integrarse con otras funciones. Desde los años 80 en las oficinas de Intel en Israel se diseñan los semiconductores más importantes del mundo.
El 9 de agosto de 2022, el presidente Biden firmó la “Ley CHIPS y Ciencia” (LCCs), que busca reforzar la cadena de suministro de semiconductores de los Estados Unidos (EU) y promover la investigación y el desarrollo de tecnologías avanzadas en dicho país. La Ley se compone principalmente de disposiciones de la Ley de Innovación y Competencia de EU (USICA) y su alternativa de la Cámara, la Ley de COMPETENCE (LC).
El proyecto de ley establece un nuevo crédito fiscal (25 por ciento) para inversiones en instalaciones de fabricación de semiconductores en los Estados Unidos (no previsto en la USICA o LC) y límita (si, l i m i t a) a la expansión de la capacidad de fabricación en China. El proyecto de ley incluye nuevas disposiciones de “recuperación” que generalmente prohíben a los beneficiarios del crédito fiscal de inversión y financiación de LCCs y así ampliar la fabricación de semiconductores en China durante un período de diez años
La LCCs abarca las disposiciones más populares de los proyectos de ley USICA y LC, pero modifica y agrega a esas disposiciones de manera importante. Las disposiciones clave y las actualizaciones en la LCCs implican la asignación de $52.7 mil millones para incentivos de semiconductores. El proyecto de ley asigna $52.7 mil millones durante cinco años para financiar subvenciones, préstamos, garantías de préstamos y otros programas para incentivar la fabricación de semiconductores en los Estados Unidos, como se propone en la USICA y la LC.
Para los destinatarios de la financiación de CHIPS, estas disposiciones establecen un proceso de notificación obligatoria de transacciones relevantes planificadas en China, revisión de agencias de tales transacciones y autoridades de mitigación, similar a propuestas legislativas recientes para la evaluación de inversiones salientes. Ah y también una autorización de $170 mil millones para programas de I+D. El proyecto de ley autoriza ese monto a fondos durante un período de cinco años para esas iniciativas de I+D en múltiples agencias federales, más o menos en línea con la USICA y la LC. Esto incluye una autorización de $20 mil millones para una nueva dirección de tecnología dentro de la NSF (Fundación Nacional de Ciencias, el equivalente al CONACYT) que otorgará subvenciones para financiar la investigación y el desarrollo en áreas como inteligencia artificial, energía avanzada, almacenamiento de datos y robótica.
La LCCs crea nuevas oportunidades de financiamiento significativas y beneficios fiscales potenciales para las empresas que exploran inversiones en la cadena de suministro de semiconductores y otras tecnologías críticas, aunque con condiciones y restricciones significativas que las empresas receptoras deberán sortear.
Mientras tanto, las cadenas logísticas comenzarán a reorganizarse, los grupos de investigación en las universidades podemos ahora avizorar un prominente futuro para los que hacemos algún tipo de software embebido para hardware y aquellos que puedan moverse de electrónica a hardware inteligente..
Los sistemas electrónicos actuales consumen muchísima de la poca energía sostenible que podemos producir, por lo que hay un número inimaginable de oportunidades para la innovación; ni que decir de las oportunidades en reducir tanto los granados volúmenes de datos que requerimos para entrenar y procesar sistemas de aprendizaje automático y otras nuevas técnicas de inteligencia artificial y ciencia de datos.
Israel sigue estando del otro lado del mundo y está más cerca de China que de EU. Y en México estando al ladito, tenemos miles de ingenieros en electrónica, sistemas electrónicos y cada año exportamos tanto trabajo como ingenieros que hacen software a los Estados Unidos mientras que podríamos ser más competitivos y estratégicos con alianzas para aprovechar, la urgente disposición de nuestro vecino del norte para invertir en nuevos componentes de hardware.
Quizás podamos empezar a transformar digitalizar más nuestra industria manufacturera e incursionar de manera más decidida hacía el mundo del hardware y los sistemas embebidos. El universo de solo software y apps ya está saturado y hasta cierto punto, resuelto con la proveeduría proveniente de India, China y hasta cierto punto de LATAM hacia el mercado norteaméricano.
¿Le entramos?