Sara Lozano

Sara Lozano: Por los matices de la #RevocaciónDeMandato

Negar una revocación no es igual a avalar una continuidad

La revocación de mandato es un hecho en México a pesar de su maltrecha ley. Se reunieron las firmas, se legitimó el interés nacional al reunirlas en el mínimo indispensable de 17 estados y más con apoyos validados por el Instituto Nacional Electoral (INE). Además, la Suprema Corte de Justicia de la Nación avaló la posible prolongación de la respuesta.

Valga la aclaración. Negar una revocación no es igual a avalar una continuidad, esas minucias del lenguaje de las que habla Alex Grijelmo en La Seducción de las Palabras muy cercanas a la ética del discurso de Jünger Habermas en donde la precisión habita para el consenso. No es lo mismo eliminar algo que desear su prolongación de su opuesto, colofón del sospechosismo polítco-local que conlleva a una posible continuidad en el poder presidencial.

Pero va, hoy así es. Habrá que enfrentar el aforo y resultado del sagrado domingo de ramos, 10 de abril. Si vota más del 40% de la ciudadanía y se obtiene la mayoría absoluta, pongamos 100 personas votantes, 66 tendrían que coincidir en un sentido para que la determinación fuera vinculante, estipulada en la ley, innegable, obligatoria, incuestionable.

Por una parte, la aprobación del presidente Andrés Manuel López Obrador se ha sostenido alrededor del 60% los tres años de gobierno con todo y la pandemia, la crisis y los desatinos. La dictaminada mayoría absoluta le implicaría un 6% adicional a fin de obligar al Estado y sus instituciones a cumplir el resultado de la votación, alias el mandato ciudadano.

Por otra parte, la negación a lo presidencial –porque no puede llamarse oposición después de más tres años sin coordinarse– necesita de su 40/100 y ya. No entiendo por qué vocerxs en este bando invitan a no participar cuando lo que necesitan son sus descoordinados votos para contener aquello que tanto rechazan.

El mecanismo se organizará vía el órgano garante, el INE, de las instituciones más sólidas en Latinoamérica y más estudiadas en el mundo y más golpeadas en este sexenio. ¿Qué más quieren?

¿Por qué disuadir la participación ciudadana? Si la oposición descuida sus 6 puntos en la votación, la obligación se planta en las instituciones del Estado y no hay más por hacer si se respeta la institucionalidad. No es un asunto personal, ni moral, ni teórico. Es estratégico.

En esta columna se apuesta por el resultado democrático, ni a favor ni en contra siempre y cuando participemos todxs. Pero sorprenden las voces pseudo expertas de uno y otro bando disuadiendo a la participación. No es pregunta, todxs tenemos que participar. México ha sido acribillado por afirmaciones negras y blancas, cuando somos un país poblado de colores.

Y no puede ganar uno por la desidia o desinformación del otro, tienen que ganar lo matices y parar esta insensata lucha de élites.


Sara Lozano

Sara Lozano

Colaboradora en la Escuela de Gobierno y Transformación Pública y profesora en el Tec de Monterrey de Ciudadanía y Democracia. Integrante fundadora de Ellas ABP coordinadora de programas por la prevención de la violencia laboral y económica contra las mujeres.

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