CIVIDALE DEL FRIULI, Italia.– Es posible que hayan bebido un agradable pinot grigio de Friuli, una región en el lejano noreste de Italia, conocida por sus vinos blancos y más adecuadamente llamada Friuli-Venezia Giulia. Sin embargo, es menos factible que hayan bebido una copa de friulano, un vino más distinguido que vale la pena descubrir.
Cuando estuve en Friuli en mayo, bebí ese vino como si fuera mi derecho natural. Si una región puede tener un vino de la casa, es el friulano. Es lo que se encontrará en las mesas por copa, a veces por muy poco, un euro. Sin embargo, lo ensombrece el mercado internacional por los vinos blancos mejor conocidos de la región, como los pinot grigio. Hasta los vitivinicultores locales empieza a prestarle menos atención.
"Lo pinot grigio y sauvignon blanc aumentan cada vez más en Friuli y el friulano disminuye", señaló Elda Felluga, cuyo padre, Livio Felluga, estableció la renombrada estancia que lleva su nombre en 1956. "Pero el friulano es el vino blanco insignia de Friuli".
Parte de la razón de la baja en la popularidad surge de un cambio de nombre en 2007. Durante siglos, la uva de la que se hace se conocía ampliamente como tocai friulano. Sin embargo, tras integrarse a la Unión Europea en 2004, Hungría cabildeó exitosamente para obtener el uso exclusivo del nombre tocai para sus famosos vinos dulces. Así es que los vitivinicultores en Friuli y otras partes de Italia que llamaban a sus vinos tocai friulano, tuvieron que inventar una alternativa. Consideraron "sauvignon vert" y "sauvignonasse", dos nombres para la uva friulano, pero se rechazaron por ser demasiado franceses. Ganó friulano.
"Pareciera que disminuyó la demanda desde el cambio de nombre", comentó Chris Cannon, el consultor en All'onda en Manhattan, donde la cocina sigue el ejemplo de Venecia, a unos 145 kilómetros al oeste de Friuli. "Pero es uno de los mejores vinos de la región. Friulano puede estar a la altura de platillos con vino blanco más grandes, como el pollo horneado".
Le gusta el Dario Raccaro Friulano de un pequeño productor.
Ahora, más allá de las tierras de cultivo, las montañas y las playas de Friuli, friulano es "un vino de nicho, un vino para conocedores", como lo expresó Wayne Young, el vinicultor en la bodega Bastianich.
Esa bodega, propiedad de una familia de restauranteros neoyorquinos, se enorgullece de sus friulanos, en especial un vino llamado Plus, que se hace con vides friulano de 60 años. En la cava en Orsone, la nueva posada campestre, propiedad de los Bastianich, adyacente a la bodega, en las afueras de Cividale del Friul, hay una botella de tocai friulano 1998. El vino, uno de los primeri producido por la bodega es frondoso, con elegantes susurros de pera y un refrescante acabado de almendra amarga. Se encontrarán indicios de las mismas características en los friulanos más jóvenes.
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Estilísticamente, los friulanos oscilan de lo ligero a lo crocante, a lo más rico y lleno de cuerpo, pero exhiben confiablemente un atractivo perfume a peras. Algunos de los más finos y más complejos se vinificaron en contacto con la cáscara de las uvas, permitiendo la intensificación del carácter de la fruta. Es posible que también los añejen brevemente en roble.
Si bien la bodega Livio Felluga está capitalizando alegremente la popularidad del pinot grigio (hace uno excelente), Andrea Felluga, un hijo del fundador, vitivinicultor y director administrativo, sostiene que el friulano es uno de los mejores vinos blancos del mundo.
"Puede exhibir mineralidad cuando está joven, pero se suaviza con los años sin perder su manto acerado", indicó. "Necesita tiempo, hasta tiempo en la copa". Terre Alte, la famosa mezcla de blanco de la bodega, hecha con uvas cultivadas en Rosazzo, un monasterio agustino, depende enormemente en el friulano.
En Friuli, me sirvieron un friulano con el "prosciutto" San Daniele, de sabor almendrado, de la zona; con espárragos de temporada, blancos y verdes; con arroz y cebada, y quesos como Montasio, usados a menudo para hacer panqueques "lacy frico". Lo bebía con rollo de langosta o pasta con almejas en Nueva York.
Es más difícil encontrarlo en vinaterías; es posible que solo tengan dos o tres, aunque, quizás, uno puede suponer que con tan pocos, están bien seleccionados. Dependiendo del vino y su edad, se pagarán de 20 a más de 100 dólares la botella. En las vinaterías y restaurantes, todavía se podrá ver la etiqueta tocai friulano en un puñados de vitivinicultores estadounidenses que usan uvas sauvignon vert, incluido Channing Daughters en Bridgehampton, Nueva York.
"La friulano es una uva de calidad", aseguró Joe Campanale, el director de bebidas de Epicurean Group, dueño de L'Apicio y otros restaurantes en Nueva York, donde se encontrarán varios friulanos. "Existen diferencias estilísticas, dependiendo del productor. Es versátil y un buen valor en un precio más bajo, amigable con los alimentos y, por lo general, más distintivo que el pinto grigio. Sin embargo, no puedo recordar la última vez que alguien lo ordenó".
Olivier Flosse, el director de bebidas en A Voce y toros restaurantes Marc, afirmó: "Merece más reconocimiento del que tiene ahora porque es un vino muy fino y equilibrado".