JOQUICINGO.- María Nieves Reynoso, de 77 años, espera sentada en su silla de ruedas, envuelta en una cobija, frente a un predio baldío que alguna vez fue su casa, a que el presidente Enrique Peña Nieto pase por ahí.
Cuando el Presidente se agacha y la agarra de la mano a María Nieves la ganan las lágrimas y le dice "Ayúdeme, ¡no tengo nada!".
Aquí los habitantes dicen que la tierra se movía "como en olas" y que por eso tantas casas se dañaron y se cayeron.
A la hermana de María, una mujer de 80 años, la casa le cayó encima y los vecinos tuvieron que sacarla, cuenta su hermana. "Está toda lastimada, por eso no pudo venir", cuenta la señora que está hoy en la calle León Guzmán.
En este municipio muchas casas hechas de adobe se vinieron abajo y quedaron hechas polvo.
La casa de la familia de Diana Beltrán, que tiene más de 100 años, permaneció en pie...a medias.
El primer piso, hecho de rocas, quedó firme, pero la segunda planta se desmoronó.
También la iglesia de Asunción de María sufrió daños. Ahora esperan que el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) les diga si el campanario puede repararse, o se perderá como muchas otras cosas de aquí.
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