Heineken, una de las cerveceras más reconocidas del mundo, anunció una inversión de 2 mil 740 millones de dólares en México.
La empresa planea construir una fábrica en Kanasín, Yucatán, un proyecto anunciado desde septiembre de 2023, que generaría más de 3 mil empleos directos e indirectos, según estimaciones de la compañía.
Actualmente, Heineken cuenta con siete plantas en otros puntos del país: Monterrey, Nuevo León; Tecate, Baja California; Navojoa, Sonora; Guadalajara, Jalisco; Toluca, Estado de México; Orizaba, Veracruz, y Meoqui, Chihuahua.
¿Cómo se formó el imperio cervecero de Heineken?
Heineken apostó por México para expandir sus operaciones. Se trata de una cervecera con más de 150 años de historia, desde que Gerard Adriaan Heineken compró la cervecería De Hooiberg en 1864.
Se dice que Gerard Heineken fue pionero en implementar un laboratorio de control de calidad para los procesos de fabricación de cerveza.
Fue hasta 1873 cuando el fundador instaló su planta en Ámsterdam, la cual, con el paso de los años, creció junto con el desarrollo de la ciudad y comenzó a exportar su producto a otros países.
Francia fue uno de los primeros mercados internacionales de la cerveza, pero la expansión de la compañía no se detuvo ahí. A finales del siglo XIX y principios del XX, Heineken inició la apertura de nuevas plantas de producción en Europa, con el objetivo de competir en los mercados de Estados Unidos y Asia.
La empresa se convirtió en un negocio familiar que pasó de generación en generación, y la innovación fue una de sus principales características.
Estrategias para la expansión de la compañía
Una de sus estrategias de crecimiento fue la adquisición de cerveceras en otros países, lo que permitió a Heineken establecerse en mercados emergentes y consolidarse rápidamente como una de las principales cerveceras del mundo.
Además, las generaciones posteriores a Gerard Heineken supieron leer las oportunidades del contexto. Por ejemplo, cuando surgieron rumores sobre el fin de la Ley Seca en Estados Unidos, Henry Pierre Heineken —segunda generación— decidió enviar un barco cargado de cerveza a Nueva York. Cuando el barco llegó al puerto, la prohibición fue levantada, y Heineken se convirtió en la primera cerveza disponible en el país, un hecho que fue apodado como “la fiesta en el muelle”.
En 1951, Alfred Henry Heineken apostó por una innovadora campaña publicitaria para posicionar la marca, destacando elementos que hoy son icónicos: el color verde de la botella, la estrella, el banner y la parra de lúpulo, símbolos distintivos de la compañía.
En su historia reciente, en 2002, Charlene Lucille de Carvalho-Heineken, miembro del Consejo de Administración de Heineken, enfocó parte de los recursos de la empresa para apoyar la agenda sostenible, aspectos que se ven reflejados en sus operaciones y procesos.