Seis aeronaves de la Fuerza Aérea de Estados Unidos aterrizaron, el lunes, en la Base Aérea Militar No. 1 de Santa Lucía, Estado de México, como parte de las actividades previas a la Feria Aeroespacial México (FAMEX) 2025.
El ingreso de las aeronaves estadounidenses se realizó con autorización del Senado de la República, conforme al protocolo establecido para la presencia de fuerzas extranjeras en territorio nacional.
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Entre las aeronaves destaca la llegada del F-35 Lightning II, uno de los cazas más avanzados del mundo, fabricado por Lockheed Martin. Con un diseño furtivo que le permite evadir radares enemigos, sensores de última generación y capacidades de combate aire-aire y aire-tierra, el F-35 representa una de las tecnologías más sofisticadas del arsenal estadounidense. Su costo estimado ronda los 100 millones de dólares, de acuerdo con reportes de la BBC.
“El F-35 ofrece capacidades de señalización y alerta, mando y control, inteligencia, vigilancia y reconocimiento. Todo esto, sumado a su velocidad y alcance, habla por sí solo”, dijo en 2023, el General retirado de la Fuerza Aérea de EE. UU. Tod D. Wolters, ex Comandante Supremo Aliado de la OTAN en Europa.

El despliegue también incluye un Lockheed Martin C-130J Super Hercules, avión de transporte táctico usado para mover tropas, equipo y ayuda humanitaria; y un KC-135 Stratotanker, aeronave especializada en reabastecimiento aéreo, esencial para operaciones de largo alcance.
Completan la flota dos piezas históricas: North American P-51 Mustang, aviones de combate utilizados durante la Segunda Guerra Mundial, que estarán en exhibición durante la feria como parte de una muestra histórica.
El North American P-51 Mustang es un caza legendario de la Segunda Guerra Mundial, famoso por su velocidad, alcance y maniobrabilidad. Equipado con un motor Packard V-1650-7 (una versión del Rolls-Royce Merlin 66), el P-51D podía alcanzar hasta 703 km/h y cubrir más de 2 mil 700 kilómetros con tanques auxiliares, siendo ideal para escoltar bombarderos aliados en largas misiones sobre Europa.

Cuenta con seis ametralladoras calibre .50 y diseño aerodinámico. El Mustang fue protagonista en numerosas campañas bélicas, logrando derribar casi 5 mil aviones enemigos.
Apodado el “Cadillac of the Sky”, el caza de largo alcance P-51 Mustang fue fundamental para la victoria aliada, permitiendo la reanudación del bombardeo estratégico tras las graves pérdidas sufridas por los bombarderos sin escolta en 1943.
De acuerdo con el Museo Nacional de la Segunda Guerra Mundial, en Nueva Orleans, a principios de 1944, la llegada del Mustang cambió el rumbo de la guerra aérea a favor de los países Aliados.
“Durante la ‘Gran Semana’, una ofensiva de bombardeo de una semana de duración en febrero de 1944, dirigida a las instalaciones de producción de cazas alemanes, los pilotos del Mustang destruyeron al 17 por ciento de los pilotos de caza experimentados de la Luftwaffe en combate aire-aire. Pese al rotundo éxito del nuevo avión, el Mustang experimentaba algunos problemas con los tanques de combustible externos de las alas, ya que el peso del combustible tendía a desestabilizar la aeronave en picado”, detalla el museo.