El hallazgo de un centro de adiestramiento, donde jóvenes eran reclutados, entrenados y asesinados en Teuchitlán, Jalisco, ha desatado nuevas conversaciones sobre la desaparición de personas, el reclutamiento forzado y las palabras que utilizamos para nombrar la crisis de violencia que se vive en México.
El pasado 5 de marzo, buscadores de personas desaparecidas encontraron indicios de que un rancho en Jalisco, usado por grupos criminales, funcionó como campo de adiestramiento y exterminio. Pero las autoridades mexicanas se han negado a nombrarlo así.
El colectivo Guerreros Buscadores de Jalisco acudió ese día al Rancho Izaguirre, en el municipio de Teuchitlán, luego de recibir pistas anónimas sobre la ubicación de posibles fosas y crematorios clandestinos usados por un grupo criminal en ese lugar, donde podría haber restos humanos.
Los integrantes del colectivo llegaron al lugar, que no contaba con sellos de seguridad pese a que fue incautado por la Fiscalía de Jalisco en septiembre de 2024, y ahí encontraron cientos de prendas de ropa, zapatos, tenis, mochilas, cobijas y muchos otros objetos personales, así como restos humanos en una zona. La Fiscalía de Jalisco creó una lista con fotografías y detalles de las prendas encontradas en Teuchitlán.
Las familias buscadoras se refirieron al Rancho Izaguirre como un “campo de exterminio”.

El 24 de marzo, el secretario de Seguridad y Protección Ciudadana (SSPC), Omar García Harfuch, apuntó que el Rancho Izaguirre era utilizado como centro de adiestramiento para nuevos reclutas del Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG).
Harfuch rechazó que este lugar fuera un “campo de exterminio”. Sin embargo, organizaciones y madres buscadoras como Cecilia Flores, han argumentado que sí se trata de un campo de exterminio debido a los restos humanos y crematorios clandestinos reportados.
La líder del grupo Madres Buscadoras de Sonora, Ceci Flores, lanzó una pregunta esta semana a la inteligencia artificial de X, Grok, luego de que el Gobierno de México se ha negado a considerar el hallazgo en el rancho de Teuchitlán como campo de exterminio.
“Oye, Grok cómo se le puede llamar a un lugar donde encierran personas en contra de su voluntad, las asesinan y queman hasta volverlas cenizas para no dejar rastro de ellas”.
¿Qué es un campo de exterminio y por qué las familias buscadoras llaman así al Rancho Izaguirre?
Los términos campo de exterminio y campo de concentración han sido utilizados para clasificar aquellos lugares utilizados por la Alemania Nazi para encarcelar y asesinar a personas judías, personas negras, LGBT y de diversas etnias durante la Segunda Guerra Mundial, en lo que históricamente se conoce como el Holocausto.
Durante el Holocausto, el régimen nazi persiguió y tomó presas a personas judías y de otras etnias para enviarlas a campos de concentración. Las personas realizaban trabajos forzados en el mismo lugar, usualmente para expandir las instalaciones. Los campos de concentración eran usados para matar en masa a las personas: contaban con cámaras de gas y crematorios. Por ello, son llamados campos de exterminio o centros de exterminio.
El campo de exterminio de Auschwitz funcionó entre 1940 y 1945, donde fueron asesinadas 960 mil personas judías, unas 21 mil romaníes, 15 mil prisioneros de guerra soviéticos, y 15 mil personas de diversas nacionalidades, así como 74 mil polacos no judíos.
Cuando en enero de 1945 el Ejército Soviético entró en Auschwitz y otros campos, se logró la liberación de unas 6 mil personas prisioneras que estaban, en su mayoría, gravemente enfermas.
En Auschwitz ha habido un esfuerzo por conservar los miles de zapatos y ropas encontradas ahí, que alguna vez pertenecieron a las víctimas. Los zapatos y demás objetos son considerados como un testimonio poderoso, que da cuenta de la escala de los crímenes cometidos por el régimen Nazi.
En México, el término “campo de exterminio” es usado por centros de derechos humanos y familias buscadoras para nombrar a los lugares utilizados por grupos criminales para reclutar, adiestrar, entrenar, asesinar y desaparecer a personas.

Y el rancho de Teuchitlán no es el único: madres buscadoras han encontrado fosas clandestinas, hornos crematorios clandestinos, ropa y restos humanos en lugares como La Gallera, Veracruz; La Bartolina y Reynosa, Tamaulipas; y Patrocinio, Coahuila, entre varios otros.
En 2021, la Comisión Nacional de Búsqueda, que entonces era dirigida por Karla Quintana, se refirió a los hallazgos en La Bartolina como un “sitio de exterminio” y de “cremación clandestina muy grande”.
En el caso Teuchitlán, la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH) ha pedido a las autoridades correspondientes que haya una investigación diligente, transparente y exhaustiva para garantizar el derecho a la verdad y la justicia para las víctimas de desaparición y sus familias.

Sin embargo, en un comunicado del 14 de marzo, la CNDH matizó que “si bien se ha comparado este tipo de violencia sistemática con los campos de exterminio nazis, poco tienen en común, salvo que en ambos casos es preponderante la deshumanización de los perpetradores para exterminar a seres humanos”.
La CNDH recordó que el exterminio ocurrido en Europa (Alemania) el siglo pasado, fue perpetrado por el Estado (el régimen Nazi) “como una política de limpieza racial y exterminio de lo diverso”. Y en México, estas prácticas de tortura, desaparición y asesinatos ocurrieron a manos del Estado durante la Guerra Sucia, mientras que las prácticas han sido cometidas por organizaciones delictivas durante la Guerra contra el Narco, que fue declarada en 2006.
Sobre el caso del rancho de Teuchitlán, autoridades federales han señalado presuntos vínculos entre las policías municipales y los grupos criminales de la zona. El 23 de marzo, la Fiscalía de Jalisco confirmó el arresto de un expolicía de Tala, que estaría relacionado con el rancho.
Con información de AP, CNDH, Centro Prodh y Museo de Auschwitz.