GUATEMALA.- Los guatemaltecos votaron este para elegir presidente, en una peleada contienda que parecía encaminarse a un balotaje, mientras el país sufre la peor crisis política en décadas por un escándalo de corrupción que tumbó al mandatario Otto Pérez Molina.
Pérez Molina renunció hace unos días y fue enviado a prisión provisional. Un juez decidirá el martes si lo imputa por un caso de defraudación aduanera que generó históricas protestas y dejó al país sumido en un ambiente de crispación.
La frustración ciudadana catapultó en las encuestas a Jimmy Morales, un humorista prácticamente desconocido que ha desafiado el escenario de principios de año, cuando el empresario conservador Manuel Baldizón y la exprimera dama Sandra Torres eran los favoritos para disputarse la presidencia.
Sin embargo, los sondeos apuntan a que ningún candidato obtendría más del 50 por ciento, en cuyo caso los dos más votados pasarán a una segunda vuelta el 25 de octubre.
"Nos hemos llevado unas decepciones tan grandes que dice uno 'No hay en quién confiar '", dijo Lidia Mendoza, una ama de casa de 38 años, que finalmente se decidió por el candidato Morales, cansada de los grandes partidos.
Los centros de votación cerraron a las 18.00 hora local (2400 GMT) tras una jornada que transcurrió con relativa normalidad pese a que se registraron denuncias de traslado ilegal de electores, compra de votos y algunos otros incidentes.
Decepcionados con sus políticos, muchos guatemaltecos pidieron que se suspendieran las elecciones al considerar que no existen las condiciones necesarias para unos comicios en los que también se renovarán los 158 escaños del Congreso y las 338 alcaldías del país centroamericano.
"¿Por quién vote? Por ninguno. Son ladrones todos", dijo David García, ingeniero de 58 años, tras depositar su voto en blanco en un barrio de clase media de Ciudad de Guatemala.
El próximo mandatario enfrentará una compleja situación, con una ciudadanía indignada que pide medidas contra la corrupción en un país que pese a crecer de forma constante en las últimas dos décadas no ha logrado reducir la enorme desigualdad.
HUMORISTA, EMPRESARIO O EXPRIMERA DAMA
Morales, actor de 46 años, ha hecho del lema "ni corrupto, ni ladrón" su principal oferta electoral para ganar la presidencia de la mayor economía de Centroamérica, con un programa muy difuso centrado en reformar las instituciones.
Morales, con traje y corbata azul, haciendo la señal de victoria con los dedos tras sufragar dijo:
Guatemala quiere cambio y no ser gobernada por personajes de pasado oscuro. Yo sembré amor en mi patria y ahora estoy cosechando ese amor
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En contraste, Baldizón asegura que tiene un plan elaborado por más de 400 técnicos para combatir la evasión fiscal, promover austeridad en el gasto público y modernizar el Estado.
Aunque comenzó la campaña como claro favorito, su respaldo ha ido bajando después de que la Fiscalía y la Comisión Internacional Contra la Impunidad en Guatemala (CICIG) acusaran de tráfico de influencias a su compañero para vicepresidente, Edgar Barquín, quien todavía no ha sido imputado oficialmente.
"La población demostró a aquellos ideólogos del caos, a aquellos jinetes del Apocalipsis, de la destrucción democrática, que Guatemala quiere vivir en paz, quiere elecciones", aseguró Baldizón, quien votó a última hora en el oriental departamento de Petén vestido con una chaqueta y sin corbata.
La izquierdista Torres, exesposa del expresidente Álvaro Colom, sigue de cerca a Morales y Baldizón en los sondeos con su promesa de impulsar el gasto social para luchar contra la pobreza que afecta a más de la mitad del país cuando han pasado 20 años del fin de la guerra civil (1960-1996).
Torres, que acudió a sufragar en un adinerado distrito de la capital con jeans y chaqueta negra resumió:
Baldizón es un peligro para el país y Jimmy Morales es un salto al vacío
Mientras, Mario García, candidato del oficialista Partido Patriota, quedó hundido en las encuestas castigado por las investigaciones que llevaron al arresto y dimisión de varios altos funcionarios, incluyendo la exvicepresidenta Roxana Baldetti y al jefe del Banco Central.
El Congreso juramentó esta semana al entonces vicepresidente Alejandro Maldonado para dirigir el Gobierno hasta enero, cuando finalizaba el mandato de Pérez Molina, un general retirado que llegó al poder en 2012 prometiendo mano dura contra el crimen.