Mundo

TPP, en peligro por la rebelión demócrata

El Acuerdo de Asociación Transpacífico sería uno de los legados más importantes en comercio y política internacional del presidente Barack Obama; Clinton y Pelosi rechazan pacto comercial para la “contención” de China.

A diferencia de las batallas judiciales y legislativas contra la reforma del seguro médico o las órdenes sobre el sistema migratorio, esta vez el golpe a la Casa Blanca no salió de las filas republicanas, sino del propio Partido Demócrata, que al negar en la Cámara de Representantes al presidente Barack Obama la autoridad para negociar por la vía rápida (fast track) el Acuerdo de Asociación Transpacífico (TPP) amenaza con descarrilar lo que sería uno de sus legados más importantes en comercio y política internacional.

El viernes, pese a que Obama realizó una rara visita de cabildeo al Capitolio, donde fue recibido por Nancy Pelosi, lideresa de la minoría oficialista, que en seguida sorprendería con su voto en contra, los legisladores que aún le son fieles y los republicanos no lograron aprobar la pieza clave de un paquete de iniciativas ––respaldadas por el Senado–– que habría dado al Ejecutivo la facultad para culminar la negociación con los otros once eventuales socios del TPP, México entre ellos.

La Cámara baja empezó rechazando por amplio margen una propuesta para financiar la capacitación laboral de los estadounidenses que perderían su trabajo por la nueva competencia. A continuación, votó a favor la segunda parte del paquete y concedió al presidente la autoridad que había demandado, aunque incompleta, por lo que no pudo llegar a su escritorio para ser promulgada. Obama agradeció el esfuerzo del grupo bipartidista que "se unió en apoyo a los trabajadores norteamericanos, a nuestras empresas y economía", y pidió aprobar cuanto antes el llamado Ajuste en la Asistencia Comercial, "para que pueda dar a nuestros trabajadores y empresas más impulso para lo que hacen mejor: imaginar, inventar, construir y vender bienes hechos en EU al mundo".

Ayer se esperaba que el republicano John Boehner, líder de la Cámara baja, sometiera una vez más a votación la iniciativa. Ante la falta de respaldo ––se necesita convencer a 90 diputados adicionales, la mayoría demócratas––, en su lugar se acordó extender hasta el 30 de julio la campaña de cabildeo y presión para sacar adelante la Autoridad de Promoción Comercial o fast track que desde 2007 expiró en el Capitolio.

El panorama luce complicado a raíz del endurecimiento de las tendencias proteccionistas, fortalecidas por la campaña para las elecciones generales de 2016 en las que la demócrata Hillary Clinton compite con una plataforma de centro izquierda. La excanciller quiere así neutralizar los ataques lanzados por los senadores Elizabeth Warren y Bernie Sanders, éste último autodeclarado "socialista" que también busca la nominación al Ejecutivo. Clinton ha recalcado que "el presidente debe escuchar a sus aliados en el Congreso y trabajar con ellos, empezando con Nancy Pelosi, quien ha expresado su preocupación por el impacto que un acuerdo débil tendría en nuestros trabajadores".

Más allá de un mero mecanismo comercial, está en juego la estrategia estadounidense de "contención" de China en el Pacífico, justo cuando Beijing promueve el nuevo Banco Asiático de Infraestructura e Inversión. "En Asia, el TPP es relacionado directamente con nuestro liderazgo regional. Si fracasa, generaría un vacío que China llenará", indicó Jon Huntsman, exembajador en ese país, a The New York Times.

Para economistas como Larry Summers y Paul Krugman, se trata de replantear los presuntos beneficios del libre comercio, ya que la mayor parte de las barreras se han abatido y lo que el TPP persigue es ampliar la protección de las inversiones, patentes y derechos intelectuales de las transnacionales estadounidenses.

También lee: