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Si Trump quiere crecimiento, va a necesitar a inmigrantes

La fuerza de trabajo se ha expandido a un ritmo anualizado de apenas 0.5%, mientras que la productividad ha crecido menos de 1%. El gran total es de un crecimiento anual inferior a 1.5%. Sin inmigrantes, las cifras podrían haber sido aún más bajas.

El presidente Donald Trump firmó un decreto migratorio revisado que impide que ciudadanos de Irán, Libia, Siria, Sudan, Somalia y Yemen ingresar a Estados Unidos sin visa valida, excepto a los de Irak, lo que se inscribe en un intento más amplio de limitar la inmigración.

El mandatario debería considerar qué podría significar eso para otro de sus objetivos: conseguir un crecimiento económico de 4 por ciento.

La capacidad de una economía de crecer a largo plazo puede dividirse en dos factores: la cantidad de personas disponibles para trabajar y cuánto puede producir cada una. Dado que la economía de los Estados Unidos tocó fondo en 2009, ninguno de los dos factores ha crecido muy rápido.

La fuerza de trabajo se ha expandido a un ritmo anualizado de apenas 0.5 por ciento, mientras que la productividad ha crecido algo menos de 1 por ciento. El gran total es de un crecimiento anual inferior a 1.5 por ciento.

Sin inmigrantes, las cifras podrían haber sido aún más bajas. A medida que la población estadounidense envejece y se retira, la economía debe depender cada vez más de personas procedentes del exterior para incrementar su ritmo.

Si bien representaban sólo el 16 por ciento de la fuerza de trabajo en 2009, los extranjeros aportaron el 60 por ciento del crecimiento entre 2009 y 2016. El resultado es que también ha crecido el porcentaje de personas nacidas en el exterior en la fuerza de trabajo.

Buena parte de la política económica de Trump se basa en la idea de que impedir el ingreso de extranjeros beneficiará a los trabajadores nacidos en los Estados Unidos.

En un primer momento eso podría ser cierto. Es probable que la competencia por una cantidad menor de trabajadores haga aumentar los salarios con más rapidez. Eso, a su vez, podría contribuir a incrementar la productividad, dado que una mano de obra más cara llevaría a las empresas a hacer inversiones de capital.

En última instancia, sin embargo, la menor cantidad de trabajadores limitaría la capacidad de crecimiento a mayor plazo de la economía sin causar una espiral inflacionaria de crecientes salarios y precios. Incluso si el ritmo de crecimiento de la productividad se duplicara y llegara a 2 por ciento, sería probable que la fuerza de trabajo no creciera a un ritmo de más de 0.3 por ciento en ausencia de inmigrantes. Eso no conduciría a nada parecido a un 4 por ciento.

Sin duda un crecimiento sostenido de 4 por ciento es en extremo improbable independientemente de lo que haga Trump, pero si el presidente quiere acercarse a ese objetivo tendrá que hacer a los Estados Unidos mucho más atractivos a los ojos de los extranjeros.

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