En el restaurante que se encuentra en el Museo de Arte Moderno de Nueva York, los baños tienen los urinarios abiertos a cualquier género y los lavabos están en un área común, configuración similar al Press Lounge de Manhattan, el Bliss Rebar de Scottsdale, Arizona, y en otra docena de establecimientos.
Las empresas siguen adelante con los nuevos diseños para los baños, mientras los políticos lo debaten y las cortes lo ponderan.
El más privado de los espacios públicos ha estado en una constante evolución durante más de una década, en aras de la privacidad y una distribución más equitativa para las mujeres y los discapacitados.
Ahora el ritmo de cambio se está acelerando a medida que Estados Unidos se enfrenta a exigencias que buscan que las personas transexuales puedan usar el baño de su elección.
"Esto ha adquirido un nivel de mayor intensidad e interés", dice Erik Kocher, director de Hastings+Chivetta architechs con sede en San Luis, que posee alrededor de media docena de planos para distintas alternativas de baños en su firma. "Es un tema que ha salido a discusión".
Sin lugar a dudas, los servicios de higiene en la mayoría de los grandes lugares, como los estadios, probablemente seguirán contando con múltiples urinarios y seguirán segregando según el género debido a los requisitos del código de construcción.
Sin embargo, los minoristas como Target, Starbucks y Barnes & Noble han establecido nuevas normas o políticas más claras para permitir a los clientes elegir baños que no corresponden con su género de nacimiento.
Y los prototipos que se encuentran en los restaurantes, en los campus universitarios y en otros lugares muestran cómo está cambiando el paradigma de los baños públicos.
AVANCES
El factor transgénero impulsará la experimentación con espacios más personales, pero con una mayor igualdad, dice Terry Kogan, un catedrático de la Facultad de Derecho de la Universidad de Utah, que estudia los temas sanitarios y de las personas transgénero.
En conclusión: "La gente quiere tener opciones en materia de privacidad".
En Hastings+Chivetta, los arquitectos están trabajando en una instalación recreativa universitaria que en lugar de tener un vestidor central, tenga duchas de estilo cabaña. Los clientes están probando nuevas ideas, dice Kocher.
Una universidad de la zona del medio oeste de Estados Unidos pidió un edificio de tres pisos con 18 baños individuales. Sería más barato tener cuartos de baño con múltiples urinarios, pero el camino que eligió la universidad es el más popular, ya que deja fuera de la ecuación el tema de géneros.
"Las escuelas y universidades han estado a la vanguardia en esto", acota Kocher.
En algunos casos, los diseñadores se enfrentan a la oposición de los encargados de hacer cumplir los códigos de construcción locales, que exigen un cierto número de baños para hombres y mujeres.
"Definitivamente, las normas de zonas por género se quedaron en el pasado con respecto a los tiempos actuales", agrega.