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Islandia evalúa nuevo impuesto al turismo

El éxito de la serie Game of Thrones ha aumentado las visitas a este país, al que le preocupa que el exceso de viajeros pueda arruinar la experiencia de los visitantes y dañar tesoros naturales, por lo que está considerando aumentar el gravamen a hoteles y regularizar a transportistas. 

Uno de los destinos de vacaciones más caros y de moda en el mundo pronto podría ser un poco más caro.

Abrumado por un número récord de visitantes a pesar de su ubicación, el gobierno de Islandia está considerando formas de aumentar los impuestos en el sector turístico. La alternativa sería limitar el acceso de los turistas a los lugares más populares del país.

"El sector y todos nosotros tenemos que tener cuidado de no ser víctimas de nuestro propio éxito", dijo Thordis Kolbrun Reykfjord Gylfadottir, la ministra de Turismo de Islandia, en una reciente entrevista en Reykjavik.

Una caída de la moneda y los lugares que aparecen en escenas de la popular serie de televisión "Game of Thrones" han ayudado a crear un auge del turismo, causando un aumento exponencial del número de visitantes: de 490 mil en 2010 a un estimado de 2.3 millones este año.

Eso es mucho, teniendo en cuenta que la población de Islandia es inferior a 340 mil. El turismo es ahora la principal exportación del país, con una estimación del 45 por ciento de divisas --o 560 mil millones de coronas (5.100 millones de dólares)-- en 2017, según Islandsbanki, el segundo mayor prestamista del país.

Sin embargo, a Gylfadottir le preocupa que el exceso de turistas puede arruinar la experiencia de los visitantes y dañar tesoros naturales como la famosa Laguna Azul o Jökulsárlón, una laguna glaciar de otro mundo en la costa sureste de la isla que actualmente está en el centro de una d isputa legal.

Sé valiente

La ministra está pidiendo a sus socios en el gobierno y la industria del turismo que sean "valientes".

"Algunas áreas son simplemente incapaces de recibir a 1 millón de visitantes cada año", dijo. "Si permitimos que más gente entre en esas áreas, perderemos lo que las hace especiales: perlas únicas de la naturaleza que forman parte de nuestra imagen y de lo que vendemos".

El gobierno de coalición está considerando una serie de opciones. Entre ellas se incluye la obligación de las compañías de autobuses y los operadores turísticos de comprar una licencia especial o subir el impuesto existente a las habitaciones de hotel.

Funcionarios del ministerio dicen que el impuesto hotelero generó 400 millones de coronas en ingresos en 2016 y podría traer hasta 1.2 mil millones de coronas este año. El gobierno anterior de Islandia intentó, pero no lo logró, aprobó un proyecto de ley que habría exigido a todos los visitantes - islandeses y extranjeros - comprar un "pase de naturaleza" a un precio de 14 dólares.

Cualquier alza de impuestos se añadiría a las ya considerables facturas que los turistas tienen que pagar cuando visitan el país. Un viaje en taxi desde el aeropuerto hasta el centro de la ciudad cuesta alrededor de 150 dólares; mientras que las habitaciones de hotel son hasta un tercio más caras que el alojamiento comparable en otras capitales nórdicas y el precio de las bebidas alcohólicas es más del doble de la media de la Unión Europea, de acuerdo con Islandsbanki.

El ministerio dice que el producto de cualquier nuevo impuesto sería usado para mejorar la infraestructura y las instalaciones.

"Cuando hablamos de cobrar por el acceso, para mí eso se relaciona más con el control del número de personas que entran en determinadas áreas, algo que tenemos que hacer", dijo Gylfadottir. "También debemos asegurarnos de que los turistas que vienen aquí obtengan una experiencia positiva durante su estancia".

Los funcionarios de turismo son conscientes de que no pueden empujar su suerte. Desde el inicio del boom del turismo, la moneda de Islandia ha aumentado, convirtiéndolo en un destino aún más caro de lo que ya es.

El reciente levantamiento de los controles de capital, al mismo tiempo que aportó cierto grado de normalidad a la economía, hasta ahora no ha podido revertir la tendencia. Eso en sí mismo puede ser suficiente para frenar el entusiasmo de los extranjeros.

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