TOKIO.- El emperador Akihito planteó ayer su deseo de abdicar al trono del Crisantemo de Japón en favor de su hijo Naruhito debido a su edad avanzada y frágil salud, lo que haría necesaria una reforma a la Constitución del país que no contempla la sucesión en vida.
En un mensaje por televisión sin precedentes, el monarca de 82 años afirmó que padece "muchas limitaciones" y ha sentido "un declive en su estado físico", tras ser intervenido quirúrgicamente en dos ocasiones, por lo que le será difícil "realizar sus responsabilidades".
El monarca evitó referirse de forma directa a su abdicación o cuándo sucederá, puesto que la mención podría haber sido considerada como una vulneración de las funciones que le asigna la Carta Magna.
Pero de las ambiguas palabras de Akihito --algo que también se debe a la solemnidad de su cargo y a la cultura japonesa-- se desprende su intención de abandonar el cargo en un futuro próximo, tal y como adelantaron los medios locales hace dos meses.
Para que el emperador pueda abdicar a su cargo y éste recaiga en el príncipe heredero Naruhito, de 56 años, será necesario modificar la ley que rige a la Casa Imperial desde 1947, que no contempla la sucesión en vida.
El primer ministro, Shinzo Abe, afirmó que su gobierno estudiará "de manera cuidadosa qué hacer para afrontar el declive en la salud del emperador y el efecto que tendrá en el peso de su cargo".
El proceso legislativo que se avecina para facilitar la sucesión del emperador también podría permitir que mujeres puedan acceder al trono, punto que estaba prohibido, afirmaron constitucionalistas.
Akihito asumió el trono en 1989 después de la muerte de su padre, Hirohito, en cuyo nombre Japón combatió en la Segunda Guerra Mundial. En su reinado ha buscado cerrar las heridas de la guerra en Asia.