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⁠⁠Entre strip clubs y cuentas porno: ¿Por qué Petro y Jerí enfrentan críticas por conductas sexuales?

Dos escándalos de corte sexual se destaparon en días recientes con el presidente de Colombia, Gustavo Petro, y el de Perú, José Jerí, quienes enfrentan desde burlas hasta críticas.

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Gustavo Petro y José Jerí han sido criticados por sus peculiares gustos.

Incluso desde trincheras ideológicas opuestas, Gustavo Petro, presidente de Colombia, y José Jerí, presidente de Perú, enfrentan cuestionamientos similares. Algunas conductas en su vida privada han desatado críticas por su impacto en la imagen institucional que exige la Presidencia de un país.

Ambos casos —un gasto en un club de striptease y el seguimiento de cuentas pornográficas en redes sociales— detonaron críticas sobre la frontera entre vida privada, ética pública y decoro presidencial.

Una reciente revelación de gastos del presidente colombiano Gustavo Petro, en la que aparece un pago de 40 euros en un club de table dance en Lisboa, y el escándalo digital del presidente interino peruano José Jerí por seguir cuentas de actrices porno en Instagram abren un debate sobre moral pública.

Petro, desde Colombia, y Jerí, desde Perú, definen lo que hoy se juzga como ‘ética pública’: una combinación de vida privada, imagen y política. Pero lo que para algunos puede ser escándalo, para otros, mera imprudencia.

¿Por qué critican a Gustavo Petro y sus gastos?

El 18 de noviembre de 2025 se difundió un documento de la Unidad de Información y Análisis Financiero (UIAF) de Colombia, con los movimientos bancarios del mandatario desde 2023 hasta 2025.

Entre hoteles, tiendas de lujo y restaurantes, resalta una transacción de 40 euros en un club de striptease en Lisboa —el ‘Ménage Strip Club’— durante una visita oficial en 2023.


El propio Petro confirmó la visita. En su cuenta de X escribió: “Bueno, algún día contaré por qué me gasté 40 euros en ese sitio…”, y defendió que la transparencia de sus cuentas demuestra que no hay vínculos con narcotráfico, como lo sugiere su inclusión en la llamada ‘Lista Clinton’ por Estados Unidos.

Pero la sorna no tardó en aparecer: para muchos críticos, no se trata de cifras —que 40 euros podrían considerarse mínimos— sino del tipo de gasto.

Que un jefe de Estado cometa un gasto así mientras exhibe una retórica moralista ha chocado en redes y medios con epítetos como “hipocresía”.

Petro respondió: “Aprendí a no comprar sexo” y a no acostarse con mujeres de las que “no nazca nada en mi corazón”. Aun así, las preguntas sobre coherencia, responsabilidad institucional y decoro persisten.

El caso Jerí: pasado digital, pornografía y credibilidad presidencial

Al otro lado de los Andes, desde que el Congreso de la República del Perú declaró la vacancia de la entonces presidenta Dina Boluarte, el recién nombrado presidente interino, José Jerí, ha estado bajo la lupa pública por su pasado en redes sociales.

Horas después de asumir, usuarios revelaron que Jerí seguía decenas —algunos medios señalan más de 300— de cuentas de contenido sexual explícito en su perfil de Instagram, incluyendo plataformas pornográficas como Brazzers y perfiles de actrices como Mia Khalifa.

Jerí eliminó las cuentas tras el señalamiento, pero su actividad digital previa quedó expuesta y se convirtió en un elemento central de discusión sobre machismo, coherencia personal y credibilidad presidencial.

Además, se rescataron antiguos tuits suyos con comentarios sexistas sobre mujeres, modelos y celebridades —publicaciones de 2011 a 2015— cuando Jerí aún militaba en el Congreso.

Sus defensores alegan que es parte de su pasado; los críticos, que demuestra un patrón de conducta, incompatible con la dignidad del cargo.

En un contexto donde la vida privada de los líderes es cada vez más transparente —voluntaria o involuntariamente—, los casos Petro y Jerí refuerzan una pregunta incómoda: ¿qué estándares de conducta deben cumplir quienes representan a un Estado?

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