Algunos de los ejecutivos empresariales relojeros más destacados de Suiza asistieron a una reunión en el Despacho Oval, que llevó al presidente estadounidense Donald Trump a respaldar negociaciones comerciales adicionales, mientras Berna busca reducir los aranceles impuestos por la Casa Blanca a los productos suizos.
Alfred Gantner, fundador multimillonario de Partners Group; Jean-Frédéric Dufour, director ejecutivo de Rolex; Daniel Jaeggi, de la comercializadora de materias primas Mercuria; Johann Rupert, presidente de Richemont; Diego Aponte, de la naviera MSC; y Marwan Shakarchi, de la refinería de oro MKS Pamp, asistieron a una reunión con Trump, según un comunicado. Bloomberg News informó previamente sobre la reunión.
El inusual y excepcional esfuerzo conjunto de empresarios de los principales sectores industriales suizos pone de manifiesto lo que está en juego para este pequeño país europeo, que depende en gran medida de las exportaciones y que ha sido sometido a la tasa arancelaria más alta de cualquier nación desarrollada. También es un indicio de la creciente inquietud entre sus líderes sobre la duración de estos aranceles.
Trump, en una publicación en redes sociales posterior a la reunión, dijo que se había reunido con “representantes de alto nivel de Suiza” y ordenó al representante comercial de Estados Unidos, Jamieson Greer, que programara negociaciones de seguimiento.
Tanto la Casa Blanca como el gobierno suizo se negaron previamente a proporcionar detalles sobre quiénes participaron en la reunión.
El gobierno suizo afirma estar al tanto de la iniciativa, pero la medida también podría reflejar la frustración del sector empresarial tras la imposición, por parte de Trump, de un arancel del 39 por ciento a Suiza este verano, el más alto de cualquier país desarrollado.
Desde entonces, el gobierno ha mantenido conversaciones periódicas con Estados Unidos sobre el tema, pero hasta el momento se ha informado poco sobre posibles avances. La presidenta Karin Keller-Sutter se negó a fijar un plazo para las negociaciones a finales del mes pasado.
“Se trata de una iniciativa privada de empresarios suizos, que contó con el apoyo de la Secretaría de Estado de Asuntos Económicos en su preparación, pero que se está llevando a cabo independientemente de la participación del Consejo Federal”, declaró un portavoz del Ministerio de Economía en un correo electrónico.
Uno de los puntos conflictivos en las conversaciones entre la Casa Blanca y Suiza ha sido la industria suiza de refinación de oro. Si bien su contribución a la economía suiza es pequeña, las refinerías de oro representan una parte significativa del déficit comercial del país.
Según ha informado Bloomberg, esas empresas se han ofrecido a invertir en la industria de refinación de oro de Estados Unidos como parte de los esfuerzos para persuadir a la administración Trump de que reduzca los aranceles de importación para las empresas suizas.
“Si bien apoyamos las negociaciones en curso entre nuestros dos gobiernos, no participamos en ninguna negociación con el presidente de Estados Unidos. Nuestras conversaciones pusieron de relieve la solidez de las relaciones con el sector privado, que constituyen un pilar fundamental de nuestra cooperación bilateral y nuestra prosperidad mutua”.
Empresas se ofrecen a participar
Otras empresas suizas, deseosas de que se resuelva cuanto antes el estancamiento arancelario, también están considerando participar en la diplomacia directa, según una fuente cercana a sus planes. Si bien se mantienen al margen, estas exportadoras han consultado con asesores para sopesar las ventajas y desventajas de sumarse a la iniciativa empresarial.
El Ministerio de Economía suizo declaró que “agradece el compromiso demostrado por las empresas implicadas”, pero que el gobierno sigue al frente de las negociaciones. Según el comunicado, el ministro de Economía, Guy Parmelin, mantiene contacto regular con las autoridades estadounidenses, incluida Greer.
Pero los líderes empresariales tal vez esperen que su iniciativa pueda impulsar las cosas y ayudar a Suiza a construir una mejor relación con la Casa Blanca —y con Trump— tras el desastroso resultado de las negociaciones anteriores que culminaron con el sorprendente anuncio del 39 por ciento en agosto.







