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¿Qué sabemos de la base militar en Puerto Rico que Trump usa para su campaña contra las drogas?

Trump se apoya en pequeñas islas del Caribe como Granada y Trinidad y Tobago para obtener apoyo logístico.

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Reportes recientes sugieren que Washington ya seleccionó objetivos, incluidos instalaciones militares, para un posible ataque. (Foto: Bloomberg) (Miguel J. Rodriguez Carrillo/Photographer: Miguel J. Rodrigue)

Durante dos décadas, una antigua base naval estadounidense en Puerto Rico permaneció abandonada entre maleza y óxido. Luego, los cazas volvieron a rugir.

Mientras la administración de Donald Trump amplía una ofensiva antidrogas frente a las costas de Venezuela y Colombia, se apoya en pequeñas islas del Caribe como Granada y Trinidad y Tobago para obtener apoyo logístico.

El despliegue está convirtiendo a naciones económicamente vulnerables en incómodos cómplices de una creciente guerra contra las drogas de Estados Unidos, sin un desenlace claro.

Soldados están desplegados en Puerto Rico

En ningún lugar, la tensión es más evidente que en el territorio estadounidense de Puerto Rico, donde se estima que se encuentran la mayoría de los 10 mil soldados desplegados actualmente en el Caribe. Las operaciones militares en expansión han sido recibidas con una mezcla de temor, rechazo y apoyo.

Desde septiembre, el complejo abandonado de 8 mil 700 acres de Roosevelt Roads —que alguna vez fue la base naval más grande de EU en el extranjero— se ha convertido en centro de operaciones para aviones furtivos F-35B, aeronaves Osprey de transporte de tropas y cargueros C-17 Globemaster III.

¿Qué sabemos de la base militar en Puerto Rico?

El Departamento de Defensa de Estados Unidos no ha revelado el alcance total del despliegue en el Caribe, pero imágenes satelitales y reportes de prensa muestran al menos tres destructores lanzamisiles guiados, un grupo de asalto anfibio y buques de combate de aguas someras frente a la costa de Venezuela. Además, el portaaviones más grande de la Armada estadounidense, el USS Gerald R. Ford, se dirige hacia la región.


El Comando Sur de EU describió las instalaciones puertorriqueñas como “una buena base de operaciones para nuestra misión en curso, debido a su proximidad con las aguas internacionales del Caribe utilizadas por los contrabandistas de narcóticos”.

La gobernadora Jenniffer González, una aliada de larga data de Trump, declaró que el retorno militar es “bueno para Puerto Rico, bueno para nuestra seguridad y bueno para la economía”.

Zona de paz

No todos comparten esa opinión. Aunque Puerto Rico no forma parte de la Comunidad del Caribe (Caricom), 14 de sus miembros declararon recientemente a la región como una “zona de paz”, en la que los temas de seguridad deben resolverse “mediante la cooperación internacional y dentro del marco del derecho internacional”.

Trinidad, cuyo primer ministro, Kamla Persad-Bissessar, también elogió las operaciones estadounidenses y afirmó que los narcotraficantes merecían ser asesinados “violentamente”, se negó a firmar la declaración.

Si bien gran parte del despliegue militar estadounidense se ha mantenido en alta mar y fuera del ojo público, lo que ocurre en Roosevelt Roads —conocida coloquialmente como Rosy Roads— es mucho más visible.

La veterana del Ejército, Monisha Ríos, ha estado monitoreando el tráfico aéreo desde su casa, que tiene vista a la base. Su pista, ahora llamada Aeropuerto José Aponte de la Torre, había sido usada ocasionalmente por la Guardia Nacional de Puerto Rico. Pero cuando comenzaron a aterrizar los Osprey en septiembre, supo que algo importante estaba ocurriendo.

Poco después, el secretario de Defensa, Pete Hegseth, realizó una visita no anunciada.

Ataques de Trump a embarcaciones en el Caribe

Desde principios de septiembre, Estados Unidos ha reportado 14 ataques contra embarcaciones sospechosas de traficar drogas, que dejaron más de 60 muertos. Se cree que entre las víctimas hay venezolanos, colombianos y trinitarios.

“Estamos asesinando personas en aguas internacionales”, dijo Ríos.

Mientras crecen las dudas sobre la legalidad de las acciones de la administración Trump, el presidente ha insinuado que está abierto a atacar el territorio continental de Venezuela.

Ha autorizado a la CIA a actuar contra el presidente venezolano Nicolás Maduro, a quien el gobierno estadounidense considera el líder de una organización terrorista.

Reportes recientes sugieren que Washington ya seleccionó objetivos, incluidos instalaciones militares, para un posible ataque.

El tenso pasado militar de Puerto Rico

En 1940, el presidente Franklin D. Roosevelt ordenó la construcción de Rosy Roads como el “Pearl Harbor del hemisferio”.

El ejército utilizó la isla menor de Vieques para prácticas de artillería, lo que desató protestas durante décadas. En 2001, el ahora secretario de Salud y Servicios Humanos de EU, Robert F. Kennedy Jr., fue arrestado en Vieques por participar en las manifestaciones. Bajo presión, Estados Unidos cerró la base y la entregó al gobierno puertorriqueño en 2004.

Desde entonces, la base se ha convertido en un símbolo del abandono en una isla marcada por la crisis fiscal crónica y los apagones.

Los planes para transformar el sitio en astillero, puerto espacial, marina o complejo turístico de lujo nunca se concretaron. Saqueadores han desmantelado el antiguo supermercado militar, la bolera y los dormitorios.

Ríos había soñado con utilizar parte de la base para mejorar el acceso a la atención médica en las comunidades de las islas cercanas de Vieques y Culebra.

Ahora teme que la ofensiva militar estadounidense provoque represalias de otras naciones contra esta zona de Puerto Rico.

“Si aún estuviera en servicio activo, me negaría a cumplir órdenes en este momento”, dijo.

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