Aunque los seguidores del presidente Donald Trump exigen que el Departamento de Justicia revele los muy promocionados registros de la investigación de tráfico sexual de Jeffrey Epstein, la estrategia del mandatario ha sido minimizar el asunto.
¿Su problema? Ese enfoque de “aquí no pasa nada” no funciona para aquellos que han aprendido de él que no deben rendirse hasta que se revelen los secretos más profundos y oscuros del gobierno.
La semana pasada, el Departamento de Justicia y el FBI se retractaron abruptamente de la idea de que existe una lista de clientes de Epstein, compuesta por élites que participaron en el tráfico de niñas menores de edad por parte del acaudalado financiero de Nueva York.
Trump defendió de inmediato a la secretaría de Justicia Pam Bondi y reprendió a un reportero por atreverse a preguntar sobre los documentos.
La reacción en línea fue rápida, y sus seguidores calificaron al presidente republicano como “desconectado” y exigieron transparencia.
Trump intenta desviar la atención sobre el tema de Jeffrey Epstein
El sábado, Trump utilizó su red social Truth Social para intentar nuevamente desviar la atención de sus seguidores del tema Epstein, en medio de informes de disputas internas entre Bondi y el subdirector del FBI, Dan Bongino, sobre el asunto.
Insinuó que la agitación perjudicaba a su gobierno —“todo por un tipo que nunca muere, Jeffrey Epstein”.
Eso hizo poco para apaciguar a los seguidores del mandatario, quienes le instaron a publicar los archivos o arriesgarse a perder su base.
Al menos un seguidor respondió a la publicación de Trump diciendo que parecía como si el presidente solo estuviera tratando de hacer que el asunto desapareciera, pero le aseguró que no sería así.
La crisis política es especialmente desafiante para Trump porque es de su propia creación.
El presidente ha pasado años avivando oscuras teorías y abrazando propaganda teñida de QAnon, que lo presenta como el único salvador capaz de demoler el “estado profundo”.
Seguidores de Trump exigen respuestas sobre caso Epstein
Ahora que está al frente del gobierno federal, la comunidad que él mismo ayudó a construir ha vuelto para atormentarlo. Le exige respuestas que no puede o no quiere proporcionar.
“La errónea suposición que Trump y otras personas hacen es que pueden difundir teorías de conspiración sin enfrentar ninguna consecuencia”, afirmó Matt Dallek, politólogo de la Universidad George Washington.
“El caso Epstein es una encapsulación perfecta de que es difícil volver a metro al genio en la botella”.
La declaración de dos páginas, emitida la semana pasada por el Departamento de Justicia y el FBI, donde se concluye que Epstein no poseía una lista de clientes, agitó a los seguidores de Trump, quienes señalaron declaraciones pasadas de varios funcionarios del gobierno que decían que la lista debería ser revelada.
Bondi indicó en febrero que tal documento estaba en su escritorio esperando revisión, aunque la semana pasada dijo que se refería en general al expediente del caso Epstein y no a una lista específica de clientes.
Desde entonces, los influencers conservadores han exigido ver todos los archivos relacionados con los crímenes del magnate, aun cuando Trump ha intentado dar por cerrado el asunto.
El comentarista de extrema derecha Jack Posobiec dijo el sábado en la Cumbre de Acción Estudiantil de Turning Point USA que no descansaría “hasta que vayamos a fondo como el comité del 6 de enero en los archivos de Jeffrey Epstein”.