MADRID.- El terremoto de la corrupción vuelve a sacudir a España, esta vez con epicentro en la sede del Partido Socialista Obrero Español y en el gabinete del gobierno de Pedro Sánchez.
En un fin de semana colmado de estupor y actos de contrición política y moral, el presidente Sánchez se retiró a reflexionar en una finca del gobierno para tomar un camino que lo lleve a dimitir o a salvar su investidura.
Como nunca en sus siete años de mandato, Pedro Sánchez se tambalea por la corrupción de sus más cercanos colaboradores en el partido y en el gobierno, que cobraban moches a empresas para la asignación de contratos de obra pública y adquisiciones.
Luego de que la Unidad Central Operativa (UCO) de la Guardia Civil entregara al Tribunal Supremo un documento con las pruebas de la corrupción del ahora ex secretario de Organización del Partido Socialista Obrero Español (PSOE), Santos Cerdán, y del exministro de Transportes, José Luis Ábalos y su asesor Koldo García, las voces de la oposición y algunas del partido gobernante exigen la dimisión del presidente socialista.
Aunque el informe de la UCO de la Guardia Civil no dice mucho más de lo que ya se sabía a través de los medios, el impacto fue demoledor por tratarse de una investigación oficial con la divulgación de audios en los que los colaboradores del presidente se reparten dinero producto de moches y comparten prostitutas con lenguaje procaz y degradante para la causa feminista que dicen defender.
La Guardia Civil entregó los pormenores del modus operandi de “la organización criminal” en el gobierno y en el PSOE, que se remonta a 11 años atrás, cuando Pedro Sánchez ganó el liderazgo del partido al candidato apoyado por Felipe González, Eduardo Madina, a través del fraude orquestado por los ahora señalados.
Ya en el poder, luego de forzar la renuncia del presidente Mariano Rajoy (Partido Popular) por corrupción en su gobierno, los hombres de confianza de Pedro Sánchez comenzaron a cobrar moches para asignar obras carreteras, puentes, renovación de redes ferroviarias y hasta para la adquisición de mascarillas chinas durante la pandemia, que resultaron defectuosas.
El presidente Sánchez, antes de retirarse a reflexionar a la finca en Toledo, acudió a la sede del PSOE donde compareció ante la prensa para pedir perdón por haber confiado en sus colaboradores.
Hasta ahora nadie, de ningún partido ni medio de comunicación, crítico o partidario del gobierno, ha dicho que con las disculpas y el castigo a los tres presuntos culpables es suficiente.
Cristina Monge, politóloga, profesora de ciencias políticas en la Universidad Complutense y articulista del diario El País, dijo en entrevista con El Financiero que “si Sánchez convoca a elecciones anticipadas, el partido (PSOE) va a explotar” por las luchas internas.
Tampoco ve muchas alternativas y enumera tres requisitos inmediatos para aclarar el panorama: “Uno: Sánchez debe garantizar que él no sabía de esto. Dos: debe garantizar que no hubo financiamiento ilegal al partido. Tres: tener la certeza de que todo se queda en Ábalos, Cerdán y Koldo, y no es un cáncer con metástasis en todo el partido. Si falla cualquiera de estas tres premisas, el presidente Pedro Sánchez se tiene que ir”.
Se espera que Sánchez acuda el miércoles a la sesión del Congreso, en la que habrá indicios de su camino para defenderse ante una posible moción de censura (la que él aplicó a su antecesor Mariano Rajoy), o si solicita un voto de confianza.