El gobierno del presidente Donald Trump está tomando medidas para cancelar todos los contratos federales restantes con la Universidad de Harvard, lo que supone la última escalada en su batalla contra la institución académica más antigua y rica de Estados Unidos.
El comisionado del Servicio Federal de Adquisiciones, Josh Gruenbaum, ordenó a las agencias federales —en una carta a la que tuvo acceso Bloomberg— que revisen sus contratos, rescindan aquellos que consideren no esenciales y, si es necesario, cambien a otros proveedores.
Los contratos tienen un valor estimado de 100 millones de dólares, según una persona con conocimiento del asunto, que pidió no ser identificada al hablar de las medidas del gobierno.
“La Administración de Servicios Generales de EE. UU. (GSA) está ayudando a todas las agencias federales a revisar la rescisión o transición de sus contratos con la Universidad de Harvard y sus filiales”, dice la carta.
“Esta revisión se ajusta a la directiva de la administración de que todos los servicios contratados por el gobierno federal defiendan y promuevan firmemente las prioridades estratégicas de las agencias”.
La carta, publicada por primera vez por el New York Times, pide a las agencias que informen sobre “sus acciones o intenciones con respecto a cada contrato mencionado” antes del 6 de junio.
Harvard no respondió inmediatamente a una solicitud de comentarios.
¿Qué medidas ha tomado Trump contra Harvard?
La administración Trump ya ha tomado medidas para congelar la financiación y bloquear la capacidad de Harvard para matricular a estudiantes internacionales en una batalla cada vez más intensa sobre lo que el presidente ha calificado como un fracaso de la universidad y otras instituciones académicas a la hora de tomar medidas contra el antisemitismo, y como parte de una campaña más amplia contra los esfuerzos en favor de la diversidad y el sesgo izquierdista.
Los funcionarios de la administración están presionando a universidades como Columbia, Cornell, Northwestern y otras instituciones de élite para que introduzcan amplios cambios en sus políticas, lo que suscita preocupación por la libertad académica, la libertad de expresión y la injerencia del gobierno.
Harvard ha estado en el punto de mira de la campaña de la Casa Blanca, que ha suspendido más de 2 mil 600 millones de dólares en fondos federales para investigación y ha afirmado que la universidad no podrá recibir nuevos fondos.
Trump también ha pedido en repetidas ocasiones que se retire a Harvard su exención fiscal, lo que tendría importantes repercusiones financieras, incluso con los 53 mil millones del fondo de dotación de la universidad.
El gobierno ha solicitado una serie de cambios como condición para continuar su relación financiera con la universidad. Ha exigido que reforme su gobernanza, transforme el proceso de admisión y la contratación del profesorado —que la administración ha calificado de discriminatorio— y que deje de admitir a estudiantes internacionales que, según los funcionarios, son hostiles a los valores estadounidenses.
La carta alega que Harvard ha seguido “practicando la discriminación racial, incluso en su proceso de admisión y en otras áreas de la vida estudiantil”.
También afirma que el gobierno “está consciente de los recientes acontecimientos ocurridos en la Universidad de Harvard relacionados con actos antisemitas que sugieren que la institución tiene una preocupante falta de preocupación por la seguridad y el bienestar de los estudiantes judíos”.