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Acercamiento de Trump a rivales de Israel en Medio Oriente despierta la desconfianza de Netanyahu

En las acciones más recientes, Donald Trump ha dado muestra de estar lejos de ser un aliado ideológico de Israel y el ministro Benjamín Netanyahu, quien se ha sentido menospreciado.

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Donald Trump se ha ido alejando poco a poco de Benjamín Netanyahu.

MADRID.- En unas pocas semanas, la relación de hermandad que presumía el primer ministro de Israel, Benjamín Netanyahu, con el presidente Donald Trump, ha comenzado a girar hacia la desconfianza y el malestar.

Como un inesperado cubetazo de agua fría en las espaldas de Netanyahu, cayó la exclusión de Israel de las negociaciones de Estados Unidos e Irán en materia nuclear.

A ello se sumó la negativa de Trump a hacer escala en Jerusalén –a pesar de haber sido insistentemente invitado– en su reciente gira por esa región de Asia, donde firmó acuerdos económicos con Riad y Doha, y mostró disposición a dialogar con Siria y Teherán.

Desde Jerusalén vieron con recelo el obsequio que aceptó el presidente Trump de parte de Qatar: un lujoso Boeing 747-8, valorado en aproximadamente 400 millones de dólares, apodado ‘el palacio en el cielo’.


Además, Estados Unidos ha iniciado negociaciones directas con Yemen para lograr el fin de las hostilidades. Lo mismo ha hecho con Hamás para la liberación de rehenes.

“Israel no aceptará imposiciones ni presiones externas. No vamos a ceder ante un alto el fuego impuesto por intereses ajenos”, dijo Netanyahu, en referencia a los llamados estadounidenses a suspender su ofensiva en Gaza.

La reactivación de vínculos diplomáticos entre Washington y Qatar genera particular recelo en Jerusalén. Qatar ha sido señalado por Israel de financiar a Hamás y proteger a sus líderes en Doha.

“No se puede confiar en un país que mantiene a los jefes de una organización terrorista”, dijo un alto funcionario israelí citado por Ynet, uno de los tres principales sitios de noticias de Israel.


El exdirector del Mossad, Efraim Halevy, alertó sobre la actitud de Estados Unidos, “que ha sido nuestro principal aliado, pero debemos asumir que sus intereses pueden no coincidir siempre con los nuestros”, advirtió.

Yuval Steinitz, exministro del Likud (el partido fundado por Menájem Beguin), fue más directo: “Arabia Saudí no es un socio confiable. No podemos basar nuestra estrategia de seguridad en promesas de países que ni siquiera reconocen nuestra existencia”.

Muy preocupante resulta para Israel la apertura de Estados Unidos a restablecer contactos con el nuevo régimen en Siria. Trump eliminó sanciones a Damasco y expresó su disposición a “conversaciones constructivas con Ahmed al-Sharaa”.

Nada de eso ha sido consultado con Netanyahu y su gobierno.

Para muchos en Israel, esta nueva política estadounidense marca un giro profundo. “Estados Unidos ya no ve a Israel como su prioridad en la región”, advirtió un diplomático retirado.

La exclusión de Israel de las negociaciones nucleares entre Estados Unidos e Irán ha generado una creciente preocupación en Jerusalén.

El presidente Donald Trump ha avanzado en conversaciones con Teherán sin involucrar a su aliado histórico, lo que ha sido interpretado como “una señal de distanciamiento”, de acuerdo con The Jerusalem Post.

Netanyahu no ocultó su descontento con Washington: “El único acuerdo aceptable es aquel en el que Irán acepte eliminar su programa nuclear”, afirmó, subrayando la necesidad de una supervisión y ejecución estadounidense en el desmantelamiento de las instalaciones nucleares iraníes.

Las conversaciones entre Estados Unidos e Irán, iniciadas en abril de 2025 en Omán, han avanzado hacia un posible acuerdo que permitiría a Irán mantener cierto nivel de enriquecimiento de uranio bajo supervisión internacional.

Mientras tanto, informes indican que Israel estaría preparando una posible acción militar contra las instalaciones nucleares iraníes, en caso de que las negociaciones no garanticen la eliminación completa de las capacidades nucleares de Irán.

Trump no es exactamente lo que Netanyahu esperaba, quizá de manera un tanto ilusa: un aliado ideológico.

Así lo ha de haber corroborado la semana pasada, en que la Organización Trump logró que Vietnam se brinque sus propias leyes para darle autorización al presidente de Estados Unidos de construir un gigantesco complejo que será el “nuevo referente del lujo, la recreación y los negocios” en las cercanías de Hanoi.

La organización Trump, señala el anuncio, construirá un complejo de cuatro zonas de desarrollo junto a la capital del país comunista: 36 hoyos de campos de golf, un distrito comercial, y viviendas para 35 mil personas.

Además, logró la autorización del gobierno vietnamita para construir un rascacielos en Ciudad Ho Chi Minh (antes Saigón).

No habrá pasado desapercibido por el gobierno de Israel que los permisos se dieron en medio de la controversia por los aranceles de 46 por ciento impuestos por el gobierno de Trump a Vietnam, lo que afectaría al 30 por ciento de sus exportaciones.

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