Luego de 10 horas de apagón general de luz en la península Ibérica, que sorprendió a autoridades y ciudadanos, 50 por ciento de la energía eléctrica se había restablecido en España y 30 por ciento en Portugal, hasta el cierre de esta edición.
Se desconocen las causas del corte del suministro eléctrico, o al menos, “no hay información concluyente” y “no se descarta ninguna hipótesis”, dijo el presidente del gobierno de España, Pedro Sánchez.
El secretario general de la OTAN, Mark Rutte, estuvo en contacto con Sánchez para tratar el insólito caso, aunque no se revelaron los motivos del apagón.

Fuentes confiables del gobierno español dijeron al vespertino francés Le Monde, “a las 12:33, durante cinco segundos, desaparecieron 15 gigavatios de la energía eléctrica que se estaba produciendo, lo que equivale a 60 por ciento de la energía que se consumía”.
Por su parte, el presidente del Consejo Europeo, Antonio Costa, afirmó que “no hay indicios de un ataque cibernético” como causante de la pérdida total del suministro eléctrico en España y Portugal.
Lo que ha permitido el regreso paulatino de la energía eléctrica a España han sido las redes de interconexión con Marruecos y Francia. Por ello, Cataluña y el País Vasco español fueron los primeros en recuperar el suministro eléctrico para evacuar a personas de trenes y elevadores, a través de las líneas eléctricas que habitualmente abastecen esa región.
En Madrid, tras 10 horas de apagón, fue posible comenzar a rescatar pasajeros a bordo de 11 trenes que estaban bloqueados y se dirigían a la estación de Atocha, informó el ministro de Transporte, Óscar Puente.
Mientras, Portugal informó que, de acuerdo con sus datos, el meollo del apagón debe buscarse en España, donde se habría originado.
Hasta poco antes de la medianoche, las carreteras de acceso a Madrid estaban colapsadas por automóviles que querían llegar a la capital y por otros que buscaban regresar a sus hogares.
El Metro se paralizó de inmediato y las calles de la capital española se convirtieron en un hervidero de gente que buscaba un taxi o un autobús, ambos saturados, mientras los conductores cruzaban los dedos para que no se agotaran las baterías eléctricas.
Por fortuna, la gran mayoría de los hospitales cuenta con sistemas de autogeneración de energía para casos de emergencia, por lo que hasta donde alcanza la información, no hubo víctimas fatales por la prolongada interrupción de suministro eléctrico.
Las tiendas, en su mayoría, cerraron sus cortinas por la falta de conexión a internet para los pagos con tarjetas de crédito. Los chinos, como se llaman a las tiendas de abarrotes de comerciantes procedentes de ese país, se mantuvieron abiertas y dejaban entrar de dos en dos, para tener un control. Hicieron su agosto en abril, pues en menos de dos horas ya no se encontraba ni una radio de pilas, ni linternas ni velas en existencia.
Pese a lo inédito y gravedad de la situación, no se observaron escenas de pánico ni saqueos de tiendas. Tampoco se dio rienda suelta a la especulación, sino que se vivieron 10 horas de singular civilidad entre la población madrileña.
Eso sí, mucho escepticismo a cualquier información oficial: “nunca lo sabremos”, me dijo una joven con su celular junto a una sucursal bancaria donde llegaba, a veces, la señal intermitente para el WiFi.
También hubo algo de humor: “ya ven, debimos hacerle caso al kit que recomendó Von der Leyen”.
O la señora, de edad bastante avanzada que bajó conmigo las escaleras en la penumbra, que sostenía la hipótesis de un “enojo del papa Francisco por cómo nos estamos portando los españoles”.
Se espera que en el curso de la noche, o antes de que termine el martes, se encuentre regularizado el suministro de energía eléctrica en todo el país y en Portugal.
El líder de la oposición española, Alberto Núñez Feijoo, ofreció su colaboración al presidente Sánchez, con la petición de que a esta oscuridad por falta de energía eléctrica “no le siga un apagón informativo”.