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Nueva York ‘a la baja’: La ‘Gran Manzana’ se hunde por culpa de sus rascacielos

Nueva York está en riesgo de perder costa y de sufrir inundaciones debido al hundimiento que registra.

Nueva York Los emblemáticos edificios de Nueva York, como el Empire State o el Chrysler, pesan un total de 1.68 billones de libras. (Bloomberg) (Michael Nagle/Bloomberg)

Nueva York, una de las ciudades más relevantes económica y culturalmente, se está hundiendo debido a su ‘propia grandeza’: los enormes y pesados edificios y rascacielos que le dan identidad a la ‘Gran Manzana’.

De acuerdo con una investigación reciente, realizada por la revista científica ‘Earth’s Future’, Nueva York está en riesgo de perder costa y de sufrir inundaciones debido al hundimiento que registra.

La ‘Gran Manzana’ está registrando un hundimiento de aproximadamente 1 o 2 milímetros cada año en promedio, aunque en algunas áreas esa tasa se duplica. Este hundimiento está exacerbando el impacto del aumento del nivel del mar, que se está acelerando a aproximadamente el doble del promedio mundial.

El agua alrededor de Nueva York ha aumentado aproximadamente 22 centímetros desde 1950, y las grandes inundaciones provocadas por tormentas podrían ser hasta cuatro veces más frecuentes desde ahora hasta finales de siglo debido a la combinación del aumento del nivel del mar y el paso de huracanes por el estado.


Los rascacielos le ‘pesan’ a Nueva York

La tendencia de hundimiento se ve magnificada, además de por lo anterior, por la gran cantidad de grandes edificios que alberga la ciudad. Los autores del estudio calculan que los edificios de la ciudad, entre los que destacan los icónicos Empire State o Chrysler, pesan un total de 1.68 billones de libras, lo que equivale aproximadamente al peso de 140 millones de elefantes. Este enorme peso está empujando hacia abajo un conjunto de materiales que se encuentran en el subsuelo de Nueva York.

Si bien muchos de los edificios más grandes están colocados sobre una superficie de roca sólida, otros están construidos en zonas arenosas y arcillosas, lo que se suma al efecto de hundimiento que de todos modos está ocurriendo naturalmente a lo largo de gran parte de la costa este de Estados Unidos.


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