“¿Qué pasará con las mujeres en mi país?”, se pregunta la ‘niña afgana’, nombre que eligió para identificarse porque “si los talibanes saben que hablamos nos matan”.
La incertidumbre volvió a las calles para 18 millones 952 mil 76 mujeres que viven en el país, cifra registrada hasta 2020 por el Banco Mundial; esto representa el 48.6 por ciento de la población total.
El 15 de agosto los talibanes tomaron el poder, “de inmediato salimos de nuestra casa y fuimos a un lugar seguro. Algunas noches tuvimos que dormir fuera de casa, sin comida, incluso, un niño murió en esta situación. Ha sido un proceso desastroso que nadie puede entender, nadie puede entender cuánto hemos sufrido los afganos. Han pasado veinte días desde la toma de los talibanes, pero yo sigo en shock”.
El panorama para las mujeres es inestable, pues, aunque los talibanes han afirmado ante los medios de comunicación que respetarán sus derechos en el marco de la ley islámica, “es difícil creerles, es cierto que ellos dicen que ahora son diferentes, pero debemos esperar y ver si realmente su discurso se traduce en acción”.
La “niña afgana” creció al compás de la guerra de occidente en su país. Tenía dos años cuando las tropas estadounidenses se instalaron en Afganistán para iniciar el conflicto bélico más largo en la historia de EU. “La vida no ha sido buena en estas dos décadas, pero al menos teníamos la oportunidad de ir a la escuela”.
El conflicto de la educación para las mujeres
Las aulas universitarias reabrieron sus puertas para las mujeres en Afganistán con la condición de que todas lleven puesto el hiyab y los salones estén divididos por género.
“Todas las estudiantes, profesoras y empleadas están obligadas a llevar el hiyab, según la sharía” indicó el Ministerio de Educación, que recién aprobó la propuesta presentada por el sindicato de universidades de Afganistán, el cual representa a 131 colegios y universidades de todo el país, informó CNN.
Pero el problema va más a fondo porque “cuando los talibanes hablan de educación mixta, como ahora, no toman en cuenta otros problemas como la falta de maestros, a quienes no pueden pagarles un salario justo porque no tienen suficiente presupuesto. A eso hay que sumarle que hay maestros que abandonaron Afganistán después del 15 agosto”, dijo la “niña afgana”.
Si los talibanes no cumplen su propuesta de permitir la educación mixta, las mujeres universitarias se verían en una situación de desigualdad educativa por razones de género nunca antes experimentada por su generación “porque hay algunas clases en las que los hombres superan por mayoría a las mujeres. Por ejemplo, hay algunos salones en donde por treinta chicos hay solo cinco chicas. A los talibanes les saldría muy caro contratar a una profesora para dar una clase aparte, por lo que las mujeres ya no podríamos estudiar”.
Aunque el resolutivo del sindicato universitario de Afganistán perfila un futuro “inclusivo” para las mujeres en este campo, la situación educativa para los otros niveles aún es inconclusa. Hay 2.2 millones de niñas que permanecen fuera de las escuelas, según cifras de Unicef.
Los sueños derrumbados
“Tengo 18 años y mi sueño es ser periodista porque es un campo interesante en Afganistán. Deseo salir, investigar y hablar sobre temas políticos, pero ahora es muy incierto el hecho de que vaya a la universidad”.
Es falso que exista libertad de expresión en el país. Un grupo de mujeres salió a protestar a las calles de Kabul en días pasados para exigir igualdad de derechos a los talibanes, pero “eso no será efectivo porque ellos no hablan con las mujeres y al contrario, si se manifiestan toman acciones contra ellas. Yo no participé porque es muy peligroso”.
No solo se ha limitado el derecho a recibir educación y protestar, sino a vivir libres de miedo. “Antes de la llegada de los talibanes iba diario a la escuela y podía ver a mis amigas. Éramos siete y algunos días andábamos en bicicleta, jugábamos voleyball e íbamos a fiestas. Ahora ya no sé nada de ellas, probablemente abandonaron el país”.
“Nuestra vida está destruida”
“A Estados Unidos no le duele la situación y a los talibanes tampoco porque sus familias están fuera de Afganistán, pero nosotros, los afganos, estamos destruidos aquí, nuestra vida está destruida. EU no debe dejarnos en esta situación, debe reflexionar en sus 20 años de servicio. No deben permitir que los talibanes vengan aquí e impongan un gobierno. Ahora, ¿qué pasará con los afganos? Las mujeres jóvenes están perdiendo sus trabajos, ¿cómo se prepararán para la vida?, ¿quién responderá a estas preguntas?.”
“Los talibanes nunca cambian”
En Afganistán, alrededor de 10 millones de niños y niñas requieren ayuda humanitaria; más de 1 millón de menores de cinco años padecen desnutrición aguda severa y los cierres de las escuelas por COVID privaron a más de 9.5 millones de niños de la educación, tomando en cuenta que en el país ya había 3.7 millones de infantes sin ir a la escuela, según cifras de Unicef.
“Envío este mensaje a organizaciones mundiales e internacionales: por favor, no dejen solos a los afganos con los talibanes. Los talibanes nunca cambian, no respetan los derechos de las mujeres. Estamos en una situación muy mala. Ellos están tomando acciones contra las mujeres que protestan”.