Con el objetivo de situar a México como uno de los actores clave de la agenda climática global, del 8 al 10 de octubre se celebra la primera edición de México por el Clima: Semana de Acción, un evento que busca catalizar compromisos concretos en torno a una transición justa, resiliente y urgente. El encuentro tiene como sedes espacios emblemáticos en la Ciudad de México, como lo es Papalote Museo del Niño.
Con la participación de asistentes nacionales e internacionales —incluyendo Climate Group, Climate Week Latam y las Naciones Unidas en México—, este encuentro pretende articular esfuerzos entre gobiernos, empresas, sociedad civil, academia y comunidades indígenas. En su estructura destacan tres ejes temáticos: innovación catalítica, despertar planetario y ecosistemas resilientes.
La sede del evento fue seleccionada cuidadosamente para ofrecer tanto espacios abiertos como auditorios cerrados para maximizar la flexibilidad y la cobertura de actividades. Según la plataforma de programación oficial del evento, los lugares incluyen salas variadas, pasillos de exposición y zonas al aire libre que permitirán la realización simultánea de más de una decena de sesiones temáticas.
Retos y apuestas de la iniciativa
México por el Clima emula la lógica de las climate weeks globales, concebidas como plataformas de diálogo incluyente donde convergen decisiones locales y metas globales. En este sentido, el evento aspira a movilizar inversiones hacia proyectos climáticos, consolidar redes de colaboración y posicionar al país como referente en América Latina.
Con una asistencia directa de más de 4,000 participantes en las actividades presenciales, así como difusión hacia audiencias amplias a través de formatos híbridos. Las instalaciones seleccionadas permitirán paneles temáticos en auditorios, ferias de innovación en espacios abiertos y pasillos, y talleres de acción colaborativa con logística especializada. La versatilidad de las sedes facilita que distintos perfiles de asistentes —desde emprendedores hasta representantes gubernamentales— interactúen de manera fluida.
Uno de los desafíos principales será traducir la inspiración colectiva en compromisos reales. Si bien los diálogos son esenciales, el verdadero valor del evento radicará en la generación de proyectos con plazos claros, financiamiento asegurado y mecanismos de seguimiento. En este sentido, la sinergia entre sectores será clave: gobiernos deberán ofrecer condiciones reguladoras confiables, empresas comprometer recursos y sociedad civil ejercer vigilancia y exigencia.
Una apuesta con mirada hacia adelante
El evento no se reduce a un encuentro efímero: pretende consolidarse como plataforma anual y nodo estratégico para articular acciones alineadas con las agendas nacionales e internacionales del clima. En víspera de la COP30 en Brasil, el rol de México como protagonista regional adquiere especial relevancia.
Para el sector empresarial, esta Semana de Acción es una ventana para redefinir modelos de negocio bajo criterios de sostenibilidad, fortalecer reputación y acceder a instrumentos de financiamiento climático. Las alianzas público-privadas podrían catalizar innovación en energía limpia, infraestructura resiliente y soluciones basadas en naturaleza.

Mientras el mundo observa señales de urgencia en materia climática, México reúne por primera vez a actores diversos en escenarios presenciales y digitales distribuidos en espacios clave de la capital.