El Instituto Nacional de Estadística, Geografía e Informática (INEGI) publicó las cifras más recientes sobre la inflación (primera quincena de abril). La inflación se ubicó en 5.6 por ciento, muy por encima de la inflación registrada durante el mismo periodo de 2015 y 2016 (3 y 2.6 por ciento anual, respectivamente). Es decir, los precios al consumidor continúan creciendo a niveles altos. Cabe destacar que la ciudad de Monterrey registró una disminución en su inflación, de 1.0 por ciento en su comparación quincenal.
Al interior del indicador, la inflación subyacente se ubicó en 4.8 por ciento mientras la no subyacente registró una inflación de 8.3 por ciento.
La inflación subyacente muestra de una mejor manera la contaminación de la depreciación del tipo de cambio hacia los precios finales, la cual se ubicó claramente por encima de la meta del Banco de México (3 +/- 1 punto porcentual).
Cabe destacar que si bien el rubro de la inflación de los servicios se ubicó dentro de la meta de la autoridad monetaria (3.7 por ciento), es un nivel mucho más alto a los observados en el mismo periodo de años anteriores (1.9 por ciento en 2015 y 2.4 por ciento en 2016).
Por otro lado, la inflación de los productos más volátiles (no subyacente), se ubicó en 8.3 por ciento debido, principalmente, al impacto del incremento de los precios de las gasolinas que se dio al inicio del año (los precios energéticos crecieron 15.7 por ciento).
Así, todo indica que la inflación permanecerá en niveles altos y es muy probable que termine el año por encima de la meta del Banco Central.
Por ende, es muy probable que el Banco de México continúe con el ciclo de alzas en la tasa de interés (actualmente en 6.5 por ciento).
Lo anterior no son buenas noticias para la actividad económica. Si bien observamos un repunte en el sector manufacturero nacional durante los primeros dos meses del año (por la recuperación del sector industrial de los Estados Unidos), mayores tasas de interés pueden perjudicar a la economía.
Primero, por el efecto adverso sobre a la inversión (mayores tasas incentivan al ahorro) y, por menores préstamos al consumo (por créditos más caros). Recordemos que el consumo privado fue el principal determinante del crecimiento económico el año pasado y el encarecimiento del crédito aunado a una creciente inflación, moderarán su ritmo de crecimiento.
Aunado a ello continúa la incertidumbre sobre la renegociación del TLCAN y la persistente caída en la inversión pública en infraestructura (-13 por ciento anual en febrero).
El autor es el director general y fundador de GF GAMMA y catedrático en el ITESM campus Monterrey. Cuenta con un doctorado en Finanzas y maestría en Economía Financiera por la Universidad de Essex en el Reino Unido, y una Licenciatura en Economía por el ITESM (campus Monterrey).
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