En un ambiente disruptivo, tener cadenas de valor regionales y flexibles dentro de América del Norte, se vuelve cada vez más relevante. Los aranceles están impulsando a las empresas a reorganizar sus fuentes de suministro, reduciendo su dependencia de un solo sitio.
En los próximos cinco años, el comercio mundial se regionalizará y digitalizará aún más, con cadenas de suministro moldeadas por alianzas políticas, logística tecnológica y una necesidad hacia la resiliencia nacional y económica.
Estados Unidos continuará el impulsar la producción nacional para lograr una balanza comercial más sólida que la actual y si la certidumbre en términos de aranceles se clarifica, las consecuencias a largo plazo pueden lograr una mayor influencia comercial de Estados Unidos.
En sí, la fragmentación de los mercados aumenta los costos, a pesar de las mejoras en la eficiencia impulsadas por la tecnología.
Por eso, el “USMCA” y programas balanceados de maquila siguen siendo de suma importancia porque estabilicen el comercio en Norteamérica. Al actualizar las reglas se debe buscar cumplir con el objetivo general de fortalecer el crecimiento económico, proteger empleos y aumentar la competitividad regional.
Reglas de origen más estrictas, protección de la propiedad intelectual, normas laborales más sólidas, y balanzas comerciales equilibradas deben, a largo plazo, beneficiar a las economías de Estados Unidos (en primer lugar), México y Canadá.
Las empresas internacionales van a forjar nuevas relaciones con proveedores y optimizar la gestión de inventarios, adoptando herramientas digitales y de IA.
La resiliencia es clave. Un modelo de tener operaciones, RH y plantas flexibles es complejo, pero a la vez un requerimiento lógico. Ese modelo de suministro y producción flexible es un sistema que puede adaptarse a los cambios en la demanda, las condiciones del mercado y contener múltiples disrupciones.
La única constante será el cambio constante. Utilizar tecnologías como la IA y la automatización van a ser crucial para lograr de ajustar las operaciones (“scale up or down”), adaptarse a los cambios en las necesidades de los clientes y responder a las regulaciones de los gobiernos.
Este modelo es ideal para empresas con demanda y regulación fluctuante, ya que les permite seguir siendo suficientemente resilientes al responder eficazmente a entornos impredecibles y mantener los niveles de servicio, a la vez que gestionan los costos.
Schneider Electric ha sido clasificada como empresa más resiliente y como número 1 en el ranking ‘Gartner Global Supply Chain Top 25’ de 2024 y 2025.
Eso, por su amplio uso de IA, la flexibilidad en la planificación de redes y la transformación en las relaciones con los proveedores.
Inditex, la empresa matriz de Zara, es un “benchmark” y cuenta con una cadena de suministro ágil que le permite llevar sus diseños desde el concepto hasta la tienda a gran velocidad.
Mantener una parte importante de la fabricación internamente o en países cercanos (por ejemplo, España, Portugal, Marruecos) permite realizar ajustes rápidos a las tendencias y reabastecer el inventario.
Amazon es otro caso de éxito por revolucionar la gestión de la cadena de suministro gracias a su enfoque a la fuerte inversión en tecnología.
En el listado de las “top” 10 empresas con cadenas de suministro ágiles según “Supply Chain Digital” están Apple, con estrecha colaboración con Foxconn y TSMC, Unilever, Zara, Amazon, Procter & Gamble, Dell Technologies, Nike, Walmart, y Cisco.
En el caso de México y Estados Unidos, las maquiladoras mexicanas dependen en gran medida de proveedores estadounidenses para obtener materias primas y componentes. De hecho, históricamente más de la mitad de su contenido proviene de EE.UU., apoyando así la producción y los empleos en industrias relacionadas como el almacenamiento, el transporte y la administración en Estados Unidos.
La estrategia de fabricación en la que una empresa opera dos plantas interconectadas, una en Estados Unidos y otra en México se está redefiniendo. Las empresas estadounidenses e internacionales buscan aumentar su resiliencia, competitividad global y a la vez crear empleos flexibles.
Este “twin plant model”, analizado por CBRE, compañía líder en servicios de bienes raíces e inversión con sede en Dallas, implica instalaciones de fabricación y logística complementarias ubicadas a ambos lados de la frontera.
Este modelo aprovecha las ventajas de costos laborales en México para la fabricación, mientras que se utiliza en Estados Unidos para la logística y el ensamblaje final o la distribución.
Este modelo se está revitalizando debido a factores como los aranceles, el deseo de relocalizar la producción en países cercanos y la creciente especialización de la fuerza laboral.
Una empresa estadounidense debe competir con éxito con una planta en Asia, y si no se vería obligada a cerrar y se perderían empleos en Estados Unidos.
Las regiones de Texas - Nuevo León - Chihuahua - Coahuila, Arizona - Sonora, y California - Baja California se han vuelto estratégicos en múltiples sectores desde automotriz a minería, agrícola, semiconductores y aeroespacial.
Las sinergias “cross-border” han permitido a las empresas optimizar y seguir siendo competitivas en los mercados globales.
Las iniciativas conjuntas de desarrollo económico fomentan la inversión de empresas en ambos países, particularmente en los sectores de logística, transporte y manufactura.
Los aranceles específicos y la integración con México permiten a Estados Unidos conservar empleos cualificados y mejor remunerados que, de otro modo, podrían perderse por completo en favor de otros países. Y muy importante, las soluciones deben irse más allá de la política comercial.
La inversión en infraestructura, tecnología y programas de formación deben irse desarrollando de forma integral y regional. La competitividad regional en la zona ‘USMCA’ está a prueba.
