Monterrey

Aída Saray Guel: El futuro del comercio electrónico: de la confianza digital a la responsabilidad algorítmica

Durante los últimos meses he sostenido una conversación pública sobre los cimientos que definirán el futuro del comercio electrónico en México. En la primera entrega hablé de la urgencia de dotar de legitimidad e inclusión a la economía digital; en la segunda, expuse los riesgos del “algoritmo invisible” que decide sin rendir cuentas; y en la tercera, analicé cómo Nuevo León y México enfrentan el reto de armonizar su marco jurídico con la nueva realidad tecnológica.

Hoy, esa reflexión llega a su punto culminante: no habrá consolidación del comercio electrónico sin responsabilidad algorítmica.

La confianza como nueva moneda digital

El crecimiento del e-commerce no se mide solo en transacciones, sino en confianza. Cada compra en línea implica un acto de fe: creer que lo que se promete se cumplirá, que los datos personales estarán protegidos y que, ante un problema, existirá un mecanismo real de respuesta ante una realidad preocupante: los consumidores mexicanos siguen desprotegidos frente a decisiones automatizadas opacas y a la falta de contacto efectivo con los proveedores.

En otras palabras, la economía digital avanza más rápido que la justicia digital.

El nuevo mandato jurídico: transparencia y rendición de cuentas

El marco legal actual, aunque ha incorporado avances —como el reconocimiento de contratos y firmas electrónicas—, no regula adecuadamente el uso de algoritmos en la intermediación comercial. Los vacíos son evidentes: no hay normas que garanticen la auditabilidad de los sistemas de inteligencia artificial, ni mecanismos claros para que el consumidor cuestione una decisión automatizada que le afecta.

Por ello, propongo que la responsabilidad algorítmica se integre como pilar normativo en la legislación mexicana, con cuatro principios esenciales:

1. Transparencia, para que el consumidor conozca cómo y por qué se toman decisiones digitales.2. Equidad, para prevenir discriminaciones derivadas de sesgos algorítmicos.3. Rendición de cuentas, que obligue a las plataformas a responder ante fallas o daños.4. Acceso efectivo a reparación, con procedimientos ágiles, accesibles y digitales ante PROFECO u organismos especializados.

Así como PROFECO evolucionó para enfrentar la publicidad engañosa o los contratos de adhesión, ahora debe evolucionar para supervisar las decisiones automatizadas que inciden en millones de consumidores sin que estos lo adviertan.

El reto es político y cultural

Regular el comercio electrónico no significa frenar la tecnología, sino ponerla al servicio del ser humano. La verdadera innovación no está en vender más, sino en vender con ética, en garantizar que cada algoritmo opere bajo principios de justicia digital.

México tiene la oportunidad de posicionarse a la vanguardia de América Latina si logra transitar de la simple protección al consumidor a una protección algorítmica integral, que reconozca la dignidad digital como un derecho.

Un cierre y un principio

Concluir esta serie no significa cerrar el debate, sino abrir un nuevo capítulo en la conversación pública sobre el futuro de la economía digital. Si el comercio electrónico transformó nuestras formas de consumir, ahora nos toca transformar la forma en que lo regulamos.

El comercio digital crece; sin responsabilidad algorítmica corremos el riesgo de una economía digital injusta La pregunta no es si regular sino como la tecnología beneficie a la sociedad y no al revés y solo un marco jurídico moderno, ético e inclusivo podríamos construir esta economía del comercio electrónico verdaderamente legítima, confiable y humana.

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