Monterrey

Advierten alza de robo de identidad de fallecidos

Ciberdelincuentes reviven perfiles abandonados o de personas fallecidas para estafar.

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(Urupong/Getty Images)

En un mundo donde la huella digital permanece incluso después de la muerte, el fraude identificado como ghosting scam, que consiste en la suplantación de identidad de personas muertas para cometer delitos financieros, fiscales o digitales, está tomando fuerza en el país.

En 2024, México registró 818 mil 437 defunciones y, de acuerdo con expertos en ciberseguridad, las redes sociales de estas personas pueden ser utilizadas de forma ilegal por redes delictivas para abrir cuentas bancarias, solicitar créditos, realizar fraudes fiscales, o incluso, manipular redes sociales con fines maliciosos.

“Estamos viendo una evolución en las tácticas del crimen digital. Ya no solo roban cuentas activas, ahora buscan perfiles de personas que han fallecido o han dejado de usar sus redes, porque es mucho más fácil pasar desapercibidos”, explicó David González, investigador de seguridad informática de ESET, especializada en detección proactiva de amenazas.

Señaló que los ciberdelincuentes obtienen información de obituarios, redes sociales o registros públicos y con ello pueden acceder a correos electrónicos, redes sociales, historiales médicos y registros fiscales.González agregó que esos perfiles, conocidos como cuentas fantasma, son utilizados para enviar mensajes con solicitudes de dinero, promociones falsas o suplantar la identidad en esquemas más complejos como fraudes financieros y ventas inexistentes.

“Estamos frente a un fenómeno poco visibilizado, pero muy peligroso. Los delincuentes aprovechan la lentitud de los procesos administrativos tras la muerte de una persona para tomar control de sus datos y actuar con total impunidad”, indicó el investigador.

Para una mayor protección, González recomendó activar la verificación en dos pasos en todas las plataformas, restringir la información visible públicamente y reportar de inmediato cualquier actividad sospechosa.

Asimismo, limitar la información que se publica en obituarios o redes sociales sobre la persona fallecida, reportar de inmediato el fallecimiento ante bancos, aseguradoras, SAT, burós de crédito.

“Debemos entender que la muerte no borra automáticamente la presencia digital de una persona… (se debe) monitorear reportes crediticios y actividades bancarias inusuales después de la muerte y designar un contacto de legado digital con acceso a contraseñas o instrucciones claras para dar de baja la vida digital”, aconsejó.

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