Monterrey

Gabriela Monforte: Huella hídrica, el lado desconocido del consumo del agua

El gasto indirecto de agua a nivel mundial es, en promedio, de alrededor de 3,398 litros por persona al día.

El agua es un recurso esencial para la salud humana, la producción de alimentos y el desarrollo económico.

Actualmente, más de dos mil millones de personas carecen de acceso seguro al agua y cerca de cuatro mil quinientos millones de personas carecen de servicios de saneamiento adecuados (ONU-Agua, 2021).

Para el año 2050 se estima que el 70% de la población humana vivirá en zonas urbanas, situación que estresará más aún el acceso a los servicios públicos como el agua. El Banco Mundial advierte que la crisis hídrica será uno de los principales riesgos globales para la estabilidad económica en las próximas décadas.

En general, el agua está presente en nuestras vidas a través de dos formas: 1) el consumo indirecto, agua que se utiliza en la producción de alimentos, vestido y bienes de consumo en general y representa del 85 al 90% del consumo total del agua; y 2) el consumo directo o también llamado consumo domiciliario, agua que se utiliza en las actividades cotidianas y, aunque representa del 10 al 15% del consumo, es la forma más visible de consumo.

El gasto indirecto de agua a nivel mundial es, en promedio, de alrededor de 3 398 litros por persona al día. Por otra parte, respecto al consumo directo, se estima que un ser humano podría cubrir sus necesidades de uso cotidiano con 100 litros al día; sin embargo, el promedio del consumo de agua en países desarrollados es superior a los 300 litros por persona por día.

El reto mundial del desarrollo sustentable no ha sido resulto, una evidencia de ello son los efectos del cambio climático.

Las medidas centradas en la tecnología o la regulación no han conseguido modificar los estilos de consumo de los recursos naturales limitados. Una manera de propiciar el ahorro es a través de la educación ambiental, la cual surgió en 1970 con la intención de definir políticas educativas y programas comunitarios en diferentes países, no sólo para transmitir información sino enfocándose en generar competencias para el ahorro; sin embargo, esto no ha sucedido de manera generalizada.

Lo que se requiere es generar un cambio en la cultura del consumo. En México, un ejemplo de la incidencia en un cambio en la valoración de los productos que consumimos es la normatividad asociada a los sellos que alertan sobre el contenido de ciertos componentes no saludables en los alimentos. Siguiendo la lógica anterior, la visibilización del consumo real del agua podría convertirse en un incentivo para propiciar cambios en el estilo de vida dirigido a un consumo más responsable del agua.

Una herramienta que permite informar sobre el consumo del vital líquido es la huella hídrica la cual se calcula incorporando los datos de producción, consumo y disponibilidad hídrica. Generalmente, se expresan en volúmenes totales (litros o metros cúbicos) y se pueden presentar en términos absolutos o per cápita, por ejemplo: una ducha de 10 minutos: 100–150 litros, una taza de café (125 ml): 140 litros, un kilo de carne de res: 15,400 litros, un par de jeans: 10,000 litros, un smartphone: alrededor de 12,000 litros, un automóvil: más de 100,000 litros en toda su cadena de producción.

Los ejemplos anteriores ilustran cómo el consumo moderno, especialmente en países desarrollados, aumenta la huella hídrica a través de bienes de uso cotidiano.

La industria de la construcción, la textil y la tecnológica son las que hacen un uso del agua más intensivo, lo que subraya la importancia de considerar la huella hídrica en la propuesta de estrategias de consumo responsables.

Aunque el agua que bebemos o utilizamos directamente representa sólo una pequeña fracción de la huella hídrica personal, conocerla es fundamental para desarrollar el hábito del ahorro que, eventualmente incidirá en la disminución en el consumo de los productos que la contienen o la utilizan en su fabricación.

Como ya se mencionó, el consumo domiciliario en zonas urbanas es un elemento de mucha tensión para la gestión pública y la estabilidad social en las áreas metropolitanas.

En el área metropolitana de Monterrey el 60% del agua que se administra a la ciudad es para el consumo domiciliario, 33% para servicios públicos y comerciales y 7% para el consumo industrial. Un estudio realizado en 2024 en el área metropolitana de Monterrey mostró que más del 78% de los ciudadanos considera que su consumo de agua es adecuado mientras que más del 98% de los encuestados tiene un consumo superior a 100 litros por persona al día.

Los autores de este artículo creemos que las personas informadas a través de su huella hídrica tendrán elementos para entender de qué manera su estilo de vida genera un impacto al medio ambiente y podrá ser un incentivo para realizar cambios en su consumo directo e indirecto del agua.

Participaron en la elaboración de este artículo: Valeria Montserrat Puente, Rodrigo García, Sebastián López, Joseph Gael Jara, Fernanda Hernández, Kevin Adonaí Calderón estudiantes de la Concentración Analítica para negocios: De los datos a las decisiones, que ofrece la Escuela de Negocios del Tecnológico de Monterrey. La autora es profesora de la concentración.

Contacto: gmonforte@tec.mx

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