El World Economic Outlook de octubre 2025 del Fondo Monetario Internacional (FMI) ofrece un comparativo incómodo: mientras varias economías latinoamericanas consolidan su recuperación, México se queda atrás, atrapado entre el espejismo de un rebote técnico y la realidad de un deterioro fiscal sin precedentes.
El FMI revisó al alza su estimación de crecimiento para México en 2025, de -0.3 por ciento en abril a 1.0 por ciento en octubre. Pero este ajuste no obedece a un repunte estructural, sino a una corrección estadística ante una caída menos profunda de lo anticipado.
En contraste, Argentina crecerá 4.5 por ciento, Paraguay 4.4 por ciento, Perú 2.9 por ciento, Colombia 2.5 por ciento y Chile 2.5 por ciento. México no lidera: apenas resiste.
El panorama fiscal es aún más preocupante. El déficit proyectado para México en 2025 es de 3.9 por ciento del PIB, el más alto para un primer año de gobierno desde el año 2000.
La deuda pública alcanzará 51.6 por ciento del PIB, superando el promedio de economías emergentes (44.8 por ciento). Los ingresos públicos siguen estancados en 24.2 por ciento del PIB, muy por debajo del promedio regional. Mientras otros países consolidan sus cuentas, México las descompone.
En política monetaria, el FMI estima una inflación de 3.9 por ciento y una tasa de interés de referencia de 7.0 por ciento, reflejo de presiones persistentes en los precios al consumidor.
El tipo de cambio se proyecta en torno a 18.5 pesos por dólar, con riesgos latentes por la volatilidad externa y la fragilidad interna.
Las recomendaciones del FMI son contundentes:
- Restablecer la confianza con políticas creíbles y sostenibles
- Preservar la independencia del banco central
- Reestructurar márgenes fiscales sin comprometer inversión pública
- Redoblar reformas estructurales en productividad, competencia y Estado de derecho
- Evaluar con rigor la política industrial, evitando captura institucional y gasto ineficiente
México no está capitalizando el nearshoring ni liderando la transformación regional. El rebote técnico del PIB no es señal de dinamismo, sino reflejo de un estancamiento económico prolongado.
Si el crecimiento de 1.0% se presenta como logro, es porque el gobierno federal está aceptando el estancamiento como la regla hacia futuro.
Lo más preocupante no es el rezago, sino la normalización del rezago. Mientras países vecinos ajustan sus marcos fiscales, modernizan sus instituciones y atraen inversión, México parece cómodo en la mediocridad. El WEO no celebra: advierte. Y el tiempo para reaccionar se agota.
El autor es director general de Soluciones Financieras GAMMA, CEO de Miri Capital LLC e investigador no residente de Baker Institute en la Universidad de Rice. Tiene un doctorado en Finanzas y maestría en Economía Financiera, ambas por la Universidad de Essex en el Reino Unido.