Monterrey

Daniel Maranto: La estrategia y la sucesión en la dirección general

Hace unas semanas se dio a conocer que, a partir del 1 de noviembre de 2025, José Antonio Fernández Garza-Lagüera asumirá la dirección general de FEMSA. Esta noticia es interesante desde la óptica del gobierno corporativo de las empresas.

Asumir la máxima responsabilidad de un grupo de empresas que dan trabajo a poco menos de 400,000 colaboradores no es tarea sencilla, y de ahí la importancia de que el Consejo de Administración colabore, junto al director general, en el diseño e implementación de una estrategia que genere valor para los diversos grupos de interés.

En los consejos de administración, la participación de consejeros independientes se ha vuelto esencial para equilibrar la toma de decisiones. Su mirada externa aporta una visión fresca y crítica que complementa la perspectiva de los accionistas propietarios.

Además, el vínculo cercano entre el director general y los distintos comités del consejo es clave: en ellos debe encontrar el talento y la experiencia que le permitan enriquecer las propuestas estratégicas y fortalecer la gobernanza corporativa desde dentro.

Es también interesante analizar cómo, una empresa que nació hace más de 100 años, ha logrado trascender varias generaciones y se ha reconfigurado a través del tiempo para atender nuevos clientes, tanto en México como en otras geografías.

He aquí la importancia de la gobernanza corporativa que guíe a la dirección de la empresa, siempre reconociendo que el responsable de la estrategia y de los resultados es el director general y que, dada su responsabilidad, encuentre en el Consejo de Administración integrantes que aporten su experiencia a la toma de decisiones.

Una de las primeras tareas del nuevo director general debe ser dialogar abiertamente con su Consejo de Administración.

Preguntar cuáles son las expectativas del Consejo respecto a su gestión y la de su equipo directivo, así como definir el grado de libertad que tendrá para tomar decisiones estratégicas, resulta fundamental. Del mismo modo, el Consejo debe conocer qué espera el nuevo director de sus consejeros.

Este intercambio transparente permite alinear visiones, fortalecer la colaboración y asegurar que ambos trabajen con un objetivo común: generar valor para los distintos grupos de interés de la compañía. La autonomía estratégica del director general sólo puede consolidarse si cuenta con la confianza y el respaldo activo de su Consejo de Administración.

El nuevo director deberá tomar decisiones informadas, de riesgo calculado, pero con audacia, que le permitan construir su propia identidad como líder de la compañía.

En este proceso, es natural que no siempre coincida con la visión de su Consejo de Administración; sin embargo, si está convencido del rumbo a seguir, deberá sostenerlo con firmeza. La convicción y el criterio propio son cualidades esenciales para quien asume la responsabilidad de dirigir, incluso cuando eso implique desafiar el consenso.

En alguna ocasión, un director general de una empresa dijo “mi contrato como director general se renueva cada mes”, dando a entender que es en la evaluación de resultados donde se ratifica la continuidad en sus funciones.

En este sentido, una pregunta que bien se puede hacer el director general entrante es, ¿qué hice bien para estar ahora en esta nueva posición? La pregunta es válida, aunque debe tener en mente que también tendrá que aprender y desaprender muchas otras cosas pues ahora no será responsable sólo de una unidad de negocio, sino de todo el grupo de negocios.

El nuevo director general tendrá el reto de mantener unida a la familia, pues ha sido la fuerza del crecimiento de la compañía, a la vez que deberá tomar decisiones como director, contratado para generar valor, independientemente de la relación familiar.

Su función como director general será anticipar y crear futuros viables para la organización que aseguren su permanencia y su rentabilidad en el largo plazo, así como la liquidez en el corto y para ello deberá contar con un equipo directivo capaz de aportar y cuestionar sus decisiones.

En entornos complejos es valioso tener un equipo de trabajo con capacidad de propuesta, de argumentación, de toma de decisiones y de ejecución impecable.

Adicionalmente, las funciones del director general entrante le demandarán mucho de su tiempo y su concentración, por lo que deberá encontrar el justo equilibrio entre su nuevo trabajo, su salud, sus amistades y su vida familiar.

Podría parecer prematuro plantearse esta pregunta justo al asumir la dirección de un grupo, pero es esencial hacerlo desde el inicio: ¿qué legado quiero dejar al término de mi gestión como director general? Anticipar esa respuesta no solo orienta las decisiones estratégicas, sino que también da sentido y propósito al liderazgo que se ejercerá.

Finalmente, puede parecer una paradoja: el trabajo del director general es, en esencia, un ejercicio solitario. Es él quien toma las decisiones estratégicas y asume la responsabilidad de sus resultados. Sin embargo, no está solo.

A su lado cuenta con el respaldo del Consejo de Administración y de su equipo directivo. Su verdadero desafío será escuchar, integrar perspectivas y decidir siempre pensando en el bien mayor de la organización. Esa capacidad será clave para cumplir con las expectativas de los distintos grupos de interés.

El autor es profesor de estrategia y liderazgo en EGADE Business School.

Contacto: dmaranto@tec.mx

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