Monterrey

Fidel Salazar: Tren del Golfo, oportunidad de desarrollo industrial para Nuevo León

La adjudicación del tramo Arroyo El Sauz–Nuevo Laredo marca el punto de no retorno para el Tren del Golfo de México. Con 136.48 kilómetros, este segmento no solo es el más extenso del proyecto, sino el más estratégico: conecta directamente con la frontera norte, donde se juega el futuro económico del país.

La inversión superior a los 12,600 millones de pesos, canalizada por la Agencia Reguladora del Transporte Ferroviario (ARTF) bajo la dirección de Andrés Lajous, y ejecutada por el consorcio liderado por GAMI, filial de Grupo INDI de Manuel Muñoz Cano es una apuesta por la competitividad del norte del país.

El inicio de obras este 13 de octubre no solo inaugura una etapa constructiva, sino una narrativa distinta para la movilidad nacional.

En tiempos de nearshoring, donde las cadenas de valor se reconfiguran por las políticas arancelarias de Donald Trump y la creciente tensión comercial entre Estados Unidos y China, Nuevo León tiene una oportunidad única.

Para capitalizar estas oportunidades, no basta con estar cerca: hay que estar conectado. Y ahí es donde la infraestructura de transporte se convierte en el verdadero catalizador del desarrollo.

Nuevo León, con su vocación industrial y su cercanía con Texas, está en la primera fila de esta transformación. Pero la competitividad no se decreta: se construye. Y se construye con vías férreas, con puertos secos, con nodos logísticos que reduzcan tiempos y costos.

El Tren del Golfo puede ser ese eslabón que faltaba para que las empresas locales no solo participen en la relocalización de manufactura, sino que la lideren.

Empresas como Ternium, Vitro, Xignux, Nemak, Frisa, Proeza, Cuprum, Metalsa y Vitro están en posición de capitalizar esta nueva conectividad. Su capacidad instalada, experiencia exportadora y cercanía con la frontera las convierte en piezas clave para abastecer a los nuevos centros de manufactura que se están instalando en el norte del país.

La pregunta no es si el tren llegará. Es si estaremos listos para subirnos a él. Porque el futuro no espera, y el desarrollo tampoco.

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