El Banco de México, como cada mes, dio a conocer hace unos días los resultados de su encuesta a especialistas en economía del sector privado.
Los pronósticos tanto de cierre para el 2025 como para el 2026 siguen respondiendo a condiciones adversas principalmente motivadas por la incertidumbre en el sector externo, pero de igual manera importante, hay condiciones internas que no están contribuyendo a compensar los efectos negativos de dicha incertidumbre.
De acuerdo con los resultados de la encuesta del mes de septiembre, los especialistas esperan que la economía mexicana crezca en este 2025 un 0.50 por ciento, y para el 2026 un 1.35 por ciento. Recordemos que los pronósticos de crecimiento de la Secretaría de Hacienda para este 2025 están en el rango del 1.5 y 2.3 por ciento.
Incluso la expectativa más negativa de Hacienda es 3 veces mayor a lo que el mercado espera que crezcamos en este año.
Esto tiene implicaciones importantes en materia de recaudación, pues es altamente probable que los ingresos tributarios no se cumplan, y dado que sí es altamente probable que los gastos presupuestados se cumplan, el resultado será que se incrementará el déficit primario y con ello el endeudamiento.
Los pronósticos para la inflación son razonablemente buenos, es decir, se tiene confianza en que el Banco de México seguirá haciendo su tarea de contener la inflación. Se espera que la inflación cierre en este 2025 en un 3.85 por ciento, y la inflación subyacente en un 4.18 por ciento, creo que el mantener la inflación en los niveles cercanos al 4 por ciento es bastante manejable. Lo que puede ser ligeramente preocupante es que la inflación subyacente, aquella que no depende de efectos cíclicos, sigue por encima del 4 por ciento, lo que indica que los especialistas aún ven riesgos en los precios de los productos estrechamente ligados al sector externo, y las amenazas de aranceles y las tendencias proteccionistas de Trump que nos están impactando, tienen su reflejo en este nivel de precios.
Las expectativas para el tipo de cambio se mantienen bastante estables; se espera que terminemos el 2025 con un tipo de cambio cercano a los 19 pesos por dólar y para el 2026 alrededor de los 19.80 pesos por dólar.
A pesar de la incertidumbre en el sector externo y de la debilidad en el crecimiento de la economía, el peso mantiene su atractividad como instrumento de inversión en el mercado externo y eso le ha dado estabilidad a nuestra moneda.
Estas expectativas responden principalmente a tres factores que los especialistas consideran limitan la capacidad de que nuestra economía crezca actualmente.
En primer lugar con el 17 por ciento de las opiniones se encuentran los riesgos relacionados a la política exterior, como lo mencioné previamente, la posición proteccionista y las amenazas de aranceles del presidente Trump están distorsionando el equilibrio en el mercado exterior, y con ello nuestra capacidad de crecer, al limitar la disponibilidad de invertir y con ello la capacidad de producir más.
En segundo lugar, con el 16 por ciento de las opiniones se encuentran los problemas de inseguridad que no hemos podido resolver en el país, y en tercer lugar con el 7 por ciento de las menciones está la debilidad del mercado interno. Creo que la debilidad del mercado interno será un dolor de cabeza, no solo para el último trimestre del 2025 sino para toda la primera mitad del 2026. Me explico a continuación.
Hace unos días el INEGI dio a conocer la evolución de la Formación Bruta de Capital Fijo en el país, que es básicamente la inversión productiva.
La FBCF de julio cayó un 7.2 por ciento respecto al mismo mes del 2024, la inversión en el sector construcción tuvo una caída del 7.5 por ciento y la inversión en equipo de transporte nacional cayó un 17.2 por ciento.
No tengo duda de que esto responde a la terminación de los proyectos macro del sexenio anterior, pues la inversión pública en construcción en los primeros 7 meses del año cayó un 31.6 por ciento respecto a los mismos 7 meses del 2024; por ello hay una caída muy grande en esos dos renglones, pero independientemente de que podamos entender que la caída en la FBCF responde a la terminación de las obras magnas del sexenio anterior, el tema importante es que la inversión en general está muy relacionada con el sector laboral.
También el INEGI dio a conocer los resultados de la Encuesta de Ocupación y Empleo para el segundo trimestre del 2025. En este segundo trimestre, el total de personas ocupadas en el país creció 113,599 personas respecto al mismo periodo del 2024, podríamos pensar que este resultado no es malo; pero esta cifra se compone por una caída de 284,777 personas ocupadas en el sector formal, y un incremento de 398,376 personas ocupadas en el sector informal.
Es decir, mientras que la ocupación formal cayó 1 por ciento anual en este periodo de referencia, el empleo informal creció 1.2 por ciento, por ello hay más personas ocupadas pero en el sector informal. ¿Qué nos dice esto?
Al segundo trimestre del 2025, tenemos 26.85 millones de personas ocupadas en el sector formal, pero tenemos 32.6 millones de personas ocupadas en el sector informal.
Es decir, tenemos 1.2 personas ocupadas en la informalidad por cada persona ocupada en la formalidad. Esto es simplemente terrible. Estos 32.6 millones de personas en la informalidad, no tienen contratos, no tienen prestaciones, no tienen seguridad social, no se les pagan días de vacaciones, no tienen protección de sus derechos laborales, y encima de todo eso, no pagan impuestos.
No hay que ser científicos de cuetes (o economistas) para entender que la inversión productiva genera empleos formales, y precisamente aquí tenemos un problema, la inversión está cayendo y por lo tanto los empleos formales también.
La caída de los empleos formales trae consigo una caída en el poder de compra de las familias y con ello eventualmente una desaceleración de la economía. Por todo esto, es que el panorama para el 2026 tampoco se ve muy alentador.
Los proyectos prioritarios del gobierno de la presidenta Sheinbaum para el 2026 suman 536,806 millones de pesos, pero de esa cantidad solo el 19.5 por ciento son para el proyecto de nuevos trenes; del total destinado a la inversión, un 46 por ciento es para PEMEX y el otro 34.5 por ciento para mantenimiento de las obras del sexenio anterior.
Es urgente que se acelere la atracción de inversión extranjera, y que se incentive la inversión doméstica, de lo contrario la válvula de escape social que representa la informalidad seguirá debilitando la estructura laboral productiva y con ello el crecimiento del país.