Monterrey

Alfonso E. Benito: El reto del liderazgo ético frente a la inteligencia artificial

La Inteligencia Artificial ha llegado para quedarse, pero en esa irrupción está planteando debates relevantes sobre el futuro de nuestra sociedad y nuestras organizaciones. Hacen falta liderazgos claros, humanistas y éticos que ayuden a guiar el diálogo que modele el futuro de nuestras sociedades.

Es evidente que la inteligencia artificial (IA) ha llegado a nuestras vidas y a las de nuestras organizaciones para quedarse. Desde el siglo pasado se venía trabajando en esta área tecnológica.

Sin embargo, es en los últimos años que, debido a la democratización de su uso, los términos como chat GPT, machine learning o inteligencia artificial generativa, entre otros, no nos son ajenos. El desarrollo de la IA está poniendo sobre la mesa diversos debates, tanto a nivel empresarial, laboral, como social.

En el aspecto social, el debate que trae al frente el desarrollo de la IA tiene dos vertientes. Por un lado, ¿qué es lo que nos hace plenamente humanos? Hasta ahora la razón, el lenguaje o la capacidad desarrollar ideas, entre otras características, eran suficientes para distinguir lo humano de lo no humano.

Pero ¿qué ocurre cuando otro ente es capaz de hacer eso mismo, no solo igual, sino incluso mejor? Por tanto, desde el punto de vista filosófico y social, surge el diálogo en torno a qué es ser una persona humana, que es el humanismo y qué límites tiene.

En el ámbito laboral y empresarial, el principal debate tiene que ver con el futuro del trabajo y de nuestros colaboradores: ¿la IA viene a sustituirnos o viene a ayudarnos?, ¿es un medio para un fin o se pueden volver en fines en sí mismos?, y en cualquiera de los casos, ¿qué competencias necesitamos desarrollar en nuestros colaboradores que permitan integrar dichas tecnologías a sus puestos de trabajo.

Según un informe del World Economic Forum (WEF), el 40% de los participantes en el estudio consideran reducir sus plantillas gracias a la automatización de procesos.

Algunos vaticinan que los empleos iniciales van a ir desapareciendo en favor de la tecnología, a la par que pueden reconfigurar la escala laboral y las expectativas salariales, sobre todo de los más jóvenes.

Todos estos cambios laborales, también traen consigo la necesidad de desarrollar unas competencias diferentes a las requeridas hasta el momento.

Según el informe sobre el futuro del trabajo 2025 del WEF, las principales competencias requeridas van a ser las tecnológicas, ligadas al manejo de la IA, en análisis de datos y la ciberseguridad.

El siguiente bloque de competencias, según este informe tienen que ver con habilidades blandas, como la resiliencia, el pensamiento creativo o la flexibilidad. Finalmente, en el último bloque del top 10 están, entre otras, la gestión del talento y el liderazgo.

Es también en estos debates sobre el futuro del trabajo donde también impacta el debate social. Estas afectaciones que tiene la IA sobre las empresas, los trabajos y los colaboradores implican un debate que impacta a los distintos agentes:

un diálogo donde participen las administraciones públicas, garantes del bienestar de sus ciudadanos; las universidades, que debemos analizar cómo impacta en la credibilidad y posicionamiento de los estudios que proveemos y nuestra misión con la sociedad; las empresas, que es el ámbito donde se juegan estos temas; y, finalmente, representantes de la sociedad, que al final se trata de sus vidas, de lo que se habla.

En todo este proceso, no hay duda de que vamos a necesitar de líderes humanistas y éticos que guíen estos debates, desde la centralidad del ser humano y la dignidad de las personas.

El autor es catedrático de la Escuela de Negocios de la UDEM, es Doctor en Ciencias Humanas por la Universidad de Deusto en San Sebastián, España, y cuenta con certificaciones como coach ejecutivo y de valores.

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