Monterrey

Roberto Mercado: Sin inversión no hay luz

Aunque México cuenta con una capacidad instalada considerable, los retos en generación, transmisión y distribución eléctrica evidencian la necesidad de fortalecer la infraestructura.

El Sistema Eléctrico Nacional (SEN) atraviesa una etapa en la que las decisiones de inversión serán determinantes para su futuro.

Aunque México cuenta con una capacidad instalada considerable, los retos en generación, transmisión y distribución eléctrica evidencian la necesidad de fortalecer la infraestructura.

Más que hablar de crisis, se trata de reconocer las áreas de mejora y de impulsar proyectos que aseguren un suministro confiable, competitivo y acorde con el crecimiento económico del país.

Si bien se han hecho esfuerzos por anunciar nuevas inversiones, los rezagos en generación, transmisión y distribución muestran que aún falta un camino por recorrer. A continuación, reviso algunos de los principales retos que enfrenta el SEN.

En los últimos años, el SEN ha operado con un Margen de Reserva Operativo alrededor del límite técnico del 6 por ciento, e incluso por debajo en algunos periodos.

Aunque la capacidad instalada ronda los 90 GW, no toda está disponible ni ubicada donde realmente se necesita.

En contraste, la demanda máxima en los últimos tres años ha sido de aproximadamente 55 GW, equivalente al 60 % de la capacidad total. La consecuencia es clara: en los meses más calurosos, cuando el consumo se dispara, el sistema se vuelve frágil y obliga al Centro Nacional de Control de Energía (CENACE) a recurrir a medidas extraordinarias.

Entre ellas, pedir a ciertos usuarios que reduzcan su consumo sin compensación económica, un reflejo de la vulnerabilidad estructural del SEN.

A esta fragilidad se suma la falta de inversión en la Red Nacional de Transmisión (RNT) y en las Redes Generales de Distribución (RGD). Esto no solo limita la capacidad de atender la demanda actual, sino que encarece la conexión de nuevos usuarios o la expansión de cargas existentes, frenando proyectos industriales y comerciales en distintos estados del país.

Otro efecto de la escasez de inversión es el encarecimiento de los Certificados de Energías Limpias (CELs) y certificados de energía renovable, cuyos precios se han triplicado en el último año.

Muchas empresas comercializadoras ya no tienen certificados disponibles para lo que resta del año, lo que golpea la competitividad y el cumplimiento de metas de energías limpias.

El panorama de inversión tampoco es alentador. Aunque la CFE ha anunciado planes para nuevas centrales de generación, los retrasos en licitaciones y en el inicio de proyectos han frenado cualquier avance inmediato.

A ello se suma el largo proceso de fabricación y construcción: los fabricantes de equipos tienen listas de espera de más de 18 meses, lo que complica aún más los tiempos.

En materia de transmisión, la Secretaría de Energía anunció recientemente una inversión de 8,177 millones de dólares.

Sin embargo, a diferencia de la generación eléctrica, la inversión en la RNT y las RGD está reservada exclusivamente a la CFE, lo que limita el ritmo y el alcance de los proyectos.

El futuro energético de México depende de que se tomen decisiones firmes hoy. La falta de inversión en generación, transmisión y distribución amenaza con limitar el crecimiento económico, encarecer la electricidad y comprometer la competitividad del país.

La solución no es sencilla, pero sí clara: se requiere abrir nuevamente la puerta a la inversión privada en generación, otorgar permisos desde la Comisión Reguladora de Energía (CRE) y garantizar un estado de derecho confiable que dé certeza a los inversionistas.

La inminente negociación del T-MEC podría convertirse en una oportunidad clave para reactivar la participación privada y corregir el rumbo.

De lo contrario, los usuarios (hogares, industrias y comercios), enfrentarán un suministro menos eficiente y costos más altos de electricidad.

Invertir de manera oportuna en generación, transmisión y distribución permitirá contar con un sistema eléctrico más confiable, competitivo y preparado para acompañar el crecimiento del país.

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