Monterrey

Jesús Garza: México: ¿Contener o combatir la pobreza?

La pobreza en México sigue siendo multidimensional, y no puede medirse únicamente por los ingresos de las familias.

De acuerdo con las últimas cifras oficiales, México ha logrado avances significativos en la reducción de la pobreza en los últimos años. Según el Informe Anual sobre la Situación de Pobreza y Rezago Social 2025, 9.6 millones de personas han salido de la pobreza desde 2018, y la pobreza extrema se ha reducido en 1.7 millones de personas.

A simple vista, estos datos son positivos y alentadores, pero ¿estamos ante una transformación estructural o meramente temporal?

Los datos del informe revelan que 38.49 millones de mexicanos viven en situación de pobreza, el 50.2 por ciento de la población carece de acceso a seguridad social, el 39.1 por ciento no tiene acceso efectivo a servicios de salud, y el 18.2 por ciento enfrenta carencias alimentarias. Es decir, aunque ha habido avances, las carencias sociales persisten en niveles preocupantes.

La pobreza en México sigue siendo multidimensional, y no puede medirse únicamente por los ingresos de las familias.

La reducción reciente de la pobreza en México se atribuye a tres factores principales.

El primero es el aumento histórico del salario mínimo, que, ante una tendencia a la baja en la inflación, elevó el ingreso disponible real de las familias.

El segundo son los programas de transferencias sociales directas, como Bienestar y Jóvenes Construyendo el Futuro. Las cifras más recientes de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP) indican que el gasto en protección social ya supera el gasto conjunto en salud y educación en el país.

El tercero es la inversión en infraestructura social, particularmente en el sur-sureste del país, con proyectos como el Tren Maya, el Tren Interoceánico, la Refinería Dos Bocas, además de escuelas, hospitales, centros comunitarios, entre otros.

Sin embargo, los programas sociales no resuelven el problema estructural de la pobreza, sino que contienen su avance. Si el gobierno federal eliminara los apoyos sociales, los niveles de pobreza en el país se elevarían inmediatamente. Es decir, los apoyos sociales contienen, pero no combaten la pobreza.

La pobreza no se erradica con transferencias, sino con oportunidades laborales, las cuales están directamente relacionadas con un sistema educativo de calidad y una inversión productiva sostenida.

La evidencia reciente indica que México experimenta un estancamiento en la productividad laboral. El ingreso laboral real per cápita apenas creció 1.1 por ciento en el segundo trimestre de 2025, e incluso cayó 3 por ciento en zonas rurales.

Este estancamiento se debe a una baja inversión en innovación y tecnología, escasa capacitación técnica y profesional, y a la concentración de empleos en sectores de bajo valor agregado.

Además, el nivel de informalidad laboral supera el 55 por ciento de la población, lo que limita el acceso a seguridad social y reduce la capacidad de ahorro y movilidad económica.

Para combatir la pobreza de manera eficiente, se requiere de políticas que vayan más allá de las transferencias.

Se necesita una política industrial robusta, enfocada en sectores de alto valor agregado; educación de calidad, especialmente técnica y superior; acceso universal a servicios básicos, como salud, vivienda y educación; y una reforma fiscal progresiva que permita financiar el desarrollo sin comprometer la estabilidad macroeconómica.

El autor es director general de Soluciones Financieras GAMMA, CEO de Miri Capital LLC e investigador no residente de Baker Institute en la Universidad de Rice. Tiene un doctorado en Finanzas y maestría en Economía Financiera, ambas por la Universidad de Essex en el Reino Unido.

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