Monterrey

Francis Peujio: Genius ACT y la disrupción de la banca en Nuevo León

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La Genius ACT no solo transforma el sistema financiero de Estados Unidos. Obliga a la banca mexicana, especialmente la de Nuevo León, a reinventarse de inmediato o enfrentar una lenta desaparición frente a competidores más ágiles.

Aunque el epicentro de esta legislación está en Washington, sus efectos ya sacuden a Monterrey y su sistema bancario. El pasado 17 de julio de 2025 se aprobó la Genius ACT, una ley pionera que regula la emisión de stablecoins respaldadas uno a uno en dólares.

Es un parteaguas que integra activos digitales al marco regulatorio formal y redefine las reglas del juego.

Las stablecoins son criptomonedas diseñadas para minimizar la volatilidad de su precio y se respaldan con monedas como el dólar.

La Genius ACT exige reservas equivalentes en efectivo o activos líquidos de alta calidad, auditorías periódicas, transparencia operativa y mecanismos de protección al consumidor en caso de quiebra.

La supervisión estará a cargo de la Reserva Federal y de la Office of the Comptroller of the Currency para emisores grandes, mientras que operadores pequeños serán regulados por autoridades estatales. La implementación tomará entre 18 y 24 meses.

Estos activos forman parte de los llamados criptoactivos, representaciones digitales de valor que se transfieren y almacenan usando tecnologías de registro distribuido como blockchain. Su potencial no es solo tecnológico, sino también económico y geopolítico.

La regulación estadounidense se suma a un movimiento global que busca dar certeza y legitimidad a este mercado. Europa lo hizo en 2024 con el reglamento MiCA, que también exige transparencia, reservas líquidas y supervisión estricta. Sin embargo, el enfoque norteamericano está más alineado con la estabilidad del sistema de pagos y la protección del usuario.

Para los consumidores, esto significa pagos en tiempo real, menores comisiones y mayor interoperabilidad, es decir, la capacidad de que distintos sistemas financieros y tecnológicos se conecten y operen entre sí sin fricciones. Para la banca tradicional es un reto existencial. Competirán contra actores capaces de procesar operaciones las veinticuatro horas del día usando contratos inteligentes, que son programas autoejecutables en blockchain que cumplen acuerdos sin intervención humana.

En Nuevo León, la respuesta de la banca determinará su futuro. Adaptar modelos de negocio, invertir en ciberseguridad, modernizar infraestructura y formar talento especializado ya no es opcional.

La Ley Fintech mexicana podría quedarse corta para enfrentar este escenario, sobre todo si las stablecoins reguladas en Estados Unidos se usan en comercio transfronterizo con Texas o en plataformas internacionales donde participan empresas regiomontanas.

El riesgo es mayor para los bancos medianos y pequeños, que pueden rezagarse rápidamente.

Sin embargo, existen oportunidades estratégicas claras: asociarse con fintech locales, emitir stablecoins respaldadas en pesos o integrarse a proyectos piloto como el peso digital impulsado por el Banco de México.

El ecosistema tecnológico de Monterrey, dinámico y en crecimiento, puede convertirse en un aliado decisivo.

La Genius ACT también plantea interrogantes urgentes para la regulación mexicana.

¿Deben Banxico o la CNBV reconocer stablecoins emitidas bajo normativas extranjeras? ¿Podría una falta de alineación generar arbitraje regulatorio que favorezca a competidores foráneos? Y, sobre todo, ¿cómo se protegerá a los usuarios mexicanos que accedan a estos instrumentos desde el extranjero?

El verdadero peligro no es la innovación, sino quedarse inmóvil. La historia reciente muestra que las instituciones que ignoraron la revolución fintech ahora luchan por recuperar terreno.

Hoy la banca en Nuevo León necesita actuar con visión estratégica, no con reacciones tardías. La cooperación entre autoridades, instituciones financieras y universidades para formar talento digital y diseñar marcos regulatorios complementarios es esencial.

El futuro financiero ya está aquí: tokenizado, lo que significa que activos como dinero, acciones o bienes se representan digitalmente en una red blockchain; trazable, ya que cada operación queda registrada; y programable, porque permite ejecutar reglas automáticas para su uso.

La Genius ACT no es un fenómeno ajeno, es una señal clara de que el tablero ha cambiado. La pregunta no es si la banca regiomontana debe adaptarse, sino cuán rápido y con qué ambición lo hará.

El autor es profesor investigador en la Escuela de Negocios de la UDEM. Consultor en finanzas, negocios internacionales e IA aplicada. Miembro SNI nivel 1 del CONAHCyT.

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