Estimado lector, seguramente ha escuchado la frase “parece lo mismo, pero no es igual” aplicada en diferentes contextos. Permítame contarle algo: la semana pasada, un amigo dueño de una taquería me decía con orgullo que había duplicado sus ventas.
Sin embargo, al revisar juntos los números, descubrimos que su utilidad apenas había mejorado. ¿La razón? Confundió los costos con los gastos. Y sí, esta confusión es como creer que el cilantro y el perejil son lo mismo: se parecen, pero confundirlos puede arruinarle la salsa.
Un costo es cualquier desembolso que esté directamente vinculado a la producción o adquisición del bien o servicio que se vende. Volviendo al ejemplo de la taquería: carne, tortillas, piña, cilantro, cebolla y salsa roja son costos. Sin estos ingredientes no hay tacos. Son indispensables y crecen o disminuyen en proporción directa al volumen vendido.
En cambio, los gastos representan los desembolsos necesarios para mantener en operación el negocio, pero que no están directamente ligados al producto o servicio que se vende. La renta del local, la electricidad y el mariachi que se contrata los viernes para animar a los clientes, son ejemplos de gastos. Claro, el mariachi alegra la noche, pero los tacos podrían venderse sin la serenata.
Los costos varían según cuántos tacos se vendan, pero los gastos no necesariamente. La clasificación entre costo o gasto depende del giro del negocio. Por ejemplo, en una papelería, comprar libretas será un costo, pero si en la taquería usan libretas para tomar pedidos, será un gasto.
Quizá se pregunte: ¿de qué me sirve esta distinción si al final lo que importa es la utilidad? Pues bien, permíteme ilustrarlo con un par de escenarios prácticos:
Primer escenario: imagine que su compadre y usted tienen taquerías con la misma utilidad al final del mes. Sin embargo, usted compra más carne que él y por eso obtiene un 10% de descuento. ¡Excelente negocio! Pero ese ahorro se compensa con un gasto más alto: usted paga renta por el local, mientras él es dueño del suyo. El resultado: misma utilidad, pero con estructuras financieras diferentes.
Segundo escenario: ambos compran la misma cantidad de carne al mismo precio, por lo tanto, el costo es idéntico. Pero, como usted paga renta y él no, su utilidad se ve afectada. Ese gasto fijo extra reduce su margen de ganancia.
¿Y qué pasa si sube el precio de la carne? Si conoce bien sus costos y gastos, puede decidir con inteligencia: tal vez aumenta el precio del taco, vende un poco menos, pero gana más por unidad. O quizás decide no hacer nada y evaluar el impacto. Lo importante es que la decisión sea informada, no improvisada.
Pequeñas diferencias en costos y gastos pueden cambiar radicalmente la salud financiera de su negocio, incluso cuando a simple vista la utilidad parece idéntica. Esto influye directamente en los márgenes, la rentabilidad y, por supuesto, en las decisiones.
Parecen lo mismo, pero no son iguales. Separar ambos conceptos le permitirá calcular con precisión sus márgenes, entender de dónde provienen sus utilidades y detectar a tiempo áreas de oportunidad para ahorrar o invertir mejor. Así que la próxima vez que revise sus números, pregúntese: ¿esto es un costo, o es un gasto? Hacer esta simple distinción puede ser el ingrediente secreto para llevar su negocio al siguiente nivel.
Contacto: huorsa@ortizgarza.com.mx