Lejos quedaron los tiempos en donde el Mall Plaza San Pedro y Plaza La Silla eran un ícono de los centros comerciales en el Área Metropolitana de Monterrey (AMM), pues actualmente lucen abandonados y olvidados, principalmente por el modelo de “condominio”, el cual los tiene entrampados.
Ambas plazas, inauguradas alrededor de 1990, en épocas de bonanza económica y expansión urbana, representaron en su momento la modernidad y el progreso del comercio minorista en la región.
Plaza San Pedro, se consolidó como un punto de encuentro para la sociedad sampetrina, mientras que Plaza La Silla atendía a una clientela del sur de la ciudad y del Tec de Monterrey.
Sin embargo; el paso del tiempo y la evolución del mercado los han dejado rezagados frente a nuevas opciones.
El principal factor detrás del deterioro de estas plazas es su esquema de propiedad, el modelo de condominio.
A diferencia de los centros comerciales actuales, que operan bajo una administración centralizada y un solo propietario, en Plaza San Pedro y Plaza La Silla cada local pertenece a un dueño distinto, de acuerdo con expertos en la industria.
Esta fragmentación complica la toma de decisiones, ya que cualquier ajuste, como una remodelación, una estrategia de mercadotecnia o la modificación de horarios, requiere consenso entre decenas de propietarios, coincidieron analistas.
La falta de acuerdos ha paralizado por años cualquier intento serio de modernización.
Además, muchos de los dueños ya no perciben rentas (e incluso están ilocalizables), lo que reduce la disposición a invertir en mantenimiento o mejoras.
“El problema cuando vendes los locales es que la gente considera y tiene todos los derechos como propietario y empieza a hacer sus adecuaciones y para que un centro comercial funcione es que el dueño del proyecto nunca venda y siempre rente para tener el control de los locales.
“Cuando son propietarios se crea una anarquía de los locatarios y cada quien modifica los locales a sus gustos y necesidades y se va haciendo fea la plaza comercial con lo cual se pierde rentabilidad y hay pérdidas, eso es lo que pasó en estas dos plazas comerciales”, explicó Guillermo Godínez Palma asesor inmobiliario de Godo.
En un recorrido realizado por El Financiero, se pudo constatar como servicios básicos como escaleras eléctricas y elevadores no funcionan en ambos recintos, además de tener una clara falta de mantenimiento como goteras.
Otro consultor inmobiliario explicó que este modelo “mata la posibilidad de una gestión ágil, porque nadie puede imponer una visión común. Cada quien cuida su metro cuadrado, aunque el conjunto se esté cayendo a pedazos.
“Y para derrumbarlos y hacer un nuevo negocio, se necesita un consenso de cada uno de los dueños de cada local en cuanto a la venta y precio del mismo, lo cual es muy complicado de lograr”, añadió.
Además de sus problemas internos, estas plazas enfrentan una fuerte competencia, pues malls como La Fe, Esfera, Pueblo Serena o Paseo San Pedro, ofrecen una experiencia más atractiva para los consumidores actuales: arquitectura moderna, tiendas ancla de prestigio, una amplia oferta gastronómica y espacios de entretenimiento.
Estos desarrollos cuentan con administraciones centralizadas que pueden adaptarse rápidamente a las tendencias, implementar eventos, atraer marcas internacionales o rediseñar espacios según la demanda.
A esto se suma el crecimiento del comercio electrónico, que ha reducido las visitas físicas a tiendas tradicionales.