En el marco del Dia Mundial de las Micro, Pequeñas y Medianas Empresas (PYMES) establecido por las Naciones Unidas para concientizar sobre su contribución a los Objetivos de Desarrollo Sostenible y en el fortalecimiento de la economía global, vale la pena hacer una reflexión sobre su importancia y retos que enfrentan para crecer y consolidarse.
De acuerdo con la Secretaría de Economía durante el 2024 las PYMES generaron el 68% del empleo y representaron el 52% de los ingresos del país. Por su parte, el Banco Mundial en su reporte de Empleo y Desarrollo publicado en 2025 estima que hacia el 2030 se requerirá 800 millones de nuevos empleos para absorber la creciente fuerza laboral mundial. En este contexto, fortalecer el desarrollo de las PYMES no es una opción: debe ser prioridad estratégica para cualquier gobierno.
Sin embargo, a pesar de ser un eje importante para la economía de todos los países, este sector sigue enfrentando retos importantes que frenan su potencial. Entre los más comunes destacan:
- Falta de formalización contable y fiscal.
- Ausencia de análisis de sus riesgos financieros y operativos.
- Controles internos débiles que propician el desvío de recursos.
- Escasa preparación para acceder a financiamientos o inversión.
- Carencia de procesos estructurados de sucesión patrimonial.
- Limitado acceso a tecnología por falta de capital.
A menudo, las PYMES centran sus esfuerzos en reducir su carga fiscal, tratando de mantenerse al margen del radar del SAT. Esto las lleva a delegar totalmente la gestión fiscal al contador, quien, presionado por disminuir el pago de impuestos, puede recurrir a prácticas poco sustentadas. Así, los socios pierden de vista el objetivo esencial: construir un negocio rentable, sostenible y con proyección de largo plazo.
En este escenario, la figura del auditor externo se vuelve fundamental. Su papel como evaluador imparcial aporta una visión objetiva y estratégica para enfrentar los retos estructurales de la empresa. El estudio “Beneficios de la auditoría financiera: Perspectiva de la PyME en Celaya Guanajuato”, publicado en 2020 por la Universidad de Guanajuato, identificó una correlación positiva entre la antigüedad de las empresas y su disposición a someterse voluntariamente a procesos de auditoría.
La implementación de una auditoría externa ayudará a detectar áreas de riesgos e irregularidades, facilitará la toma de decisiones al mejorar la calidad de la información, mejorará la percepción de la empresa ante instituciones bancarias, inversionistas, clientes y proveedores al generar confianza en la información que ésta presenta. A pesar de estos beneficios, existen creencias que limitan la adopción de un servicio de auditoría, entre ellos:
- “Es solo para grandes empresas”: Falso, un reporte de la Secretaría de Economía reveló que la tasa de supervivencia de startups que han implementado auditorías financieras es mayor al 30%. Por otro lado, el Banco Internacional de Desarrollo y el IMCO han destacado que las empresas con estructuras de control sólidas gracias a procesos de auditoría son más resilientes ante crisis económicas.
- “Es muy costoso”, cuando en realidad estos pueden ser escalables y ajustados a las necesidades y tamaño de cada empresa.
- “Solo sirve para cumplir fiscalmente”, por el contrario, es una herramienta que ayudará a hacer crecer, ordenar y proteger la empresa obteniendo una seguridad razonable de que la información que se envía al SAT es confiable.
La auditoría externa no debe verse como un lujo ni como una carga, sino como una inversión estratégica en confianza, profesionalización y sostenibilidad. Para que las PYMES puedan crecer, atraer inversión, enfrentar crisis y trascender generacionalmente, es indispensable que revisen sus procesos, profesionalicen su gestión y adopten herramientas como la auditoría que les permitan dar ese salto cualitativo.
La autora es Miembro de la Comisión de Auditoría del ICPNL.
Contacto: nilce.coronel@cacempresarial.com