Monterrey

Hugo René Santos: No basta, SAT, una carta desde el corazón del contribuyente

Franco De Vita tenía razón: cumplir con lo básico no es suficiente.

Hay días en los que uno se pone a escuchar canciones viejas y termina dándose cuenta que algunas letras, sin querer, parecen hablarnos del SAT. No me juzgue, estimado lector. Escuchaba “No basta” de Franco De Vita y, de pronto, imaginé al SAT como ese padre que cree que ha hecho todo bien… pero al final, ha dejado a su criatura (el contribuyente) llena de vacíos.

“No basta traerlos al mundo porque es obligatorio”, dice Franco, y me imaginé al SAT presumiendo que nos inscribió al RFC, que nos dio un buzón tributario y hasta nos asignó un régimen fiscal. ¿Y después? Nada. Nos soltó al mundo fiscal sin manual de instrucciones, sin un tutorial decente, solo con la amenaza latente de multas y auditorías.

“No basta con llevarlos a la escuela a que aprendan”, dice la canción, y el SAT bien podría replicar: “ya te puse los visores, los tutoriales y un chat uno a uno”. Pero el contribuyente sigue confundido, como estudiante de primer semestre en clase de cálculo.

“No basta que de afecto tú le has dado bien poco, todo por culpa del maldito trabajo y del tiempo”. Aquí nos imaginamos al SAT, con sus jornadas fiscales eternas, sus actualizaciones intempestivas, sus sistemas que colapsan justo cuando más se necesitan. Mientras tanto, el contribuyente solo quería un poco de atención personalizada, una respuesta clara, un “te entiendo, vamos a resolverlo juntos”. Pero no. Solo hay respuestas automáticas y formatos precargados.

“No basta con creer ser un padre excelente porque eso te dice la gente”. ¡Ándele! Justo como el SAT cuando presume que tiene la mejor recaudación de la historia, que ahora todo está digitalizado. Pero en el fondo, muchos contribuyentes se sienten más huérfanos que nunca: solos ante un sistema que no les habla claro y que solo parece querer su dinero.

“No basta cuando lo que necesita es afecto”. ¿Afecto? No pedimos abrazos ni chocolates, pedimos empatía fiscal. Que el SAT entienda que hay empresas que apenas están saliendo del hoyo, que hay personas físicas que se enfrentan a sus declaraciones como si fueran exámenes sorpresa. Que a veces no se trata de evadir, sino de sobrevivir.

Y cuando llega el castigo, “por haber llegado tarde”, como dice la canción, el SAT olvida que quizá el contribuyente no pagó porque no sabía, porque se enredó con los CFDI, porque el sistema no lo dejó enviar la declaración. No se trata de justificar, pero tampoco de ensañarse.

Claro, también hay quienes se desaparecen y solo buscan ayuda cuando ya se les vino encima el requerimiento. Hay quienes esperan milagros fiscales sin haber hecho la tarea. Pero ni eso justifica que el SAT responda con la frialdad de un call center mal entrenado.

Imaginar al SAT como ese padre autoritario, distante y desconectado, duele. Porque uno espera que la autoridad fiscal sea más como ese papá que te enseña a andar en bici: firme pero paciente, claro pero accesible. Que te dé herramientas, no solo reglas. Que no se escude en el “ya está en el portal” cada vez que uno busca respuestas.

Quizá, como en la canción, lo que necesitamos no son objetos ni sistemas automatizados, sino un enfoque más humano. Que se valore el esfuerzo, que se reconozca cuando se quiere hacer bien. Que no nos mida solo por los ingresos, sino también por la intención de cumplir.

Porque no basta que tengamos buzón tributario, no basta la opinión de cumplimiento, no basta que nos manden recordatorios pasivo-agresivos como si fueran indirectas de mamá en WhatsApp.

Tal vez el cambio no es tan complejo. Quizá no se necesita una gran reforma, ni nuevas plataformas. Tal vez bastaría con que el SAT dejara de actuar como ese padre autoritario y empezara a ser un mentor fiscal. No alguien que castiga primero y pregunta después, sino quien enseña, acompaña y da ejemplo.

Feliz Día del Padre a todos aquellos que sí escuchan, que sí acompañan, que no castigan antes de entender, que están presentes más allá de lo obligatorio.

Ojalá el SAT tomara nota.

Contacto: huorsa@ortizgarza.com.mx

Historias de impuestos bien contadas

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