Monterrey

Sara Lozano: Sin democracia

La Misión (OEA) no recomienda que este modelo de selección de jueces se replique para otros países de la región.

Es como cuando te entregan el título profesional y al verte al espejo te dices: ¡Ya soy ingeniera! Y no encuentras algo que te lo confirme. Todo parece igual, nada ha cambiado, pero todo empieza a ser diferente a partir de ese día. Así se sienten en estos días.

La democracia en México se acabó, desde la perspectiva teórica, la práctica y desde el fondo, la forma aún la conserva: habrá elecciones, todavía se habla todavía de lo que sucederá en el 2027.

Habita nuevamente este sentimiento de haber sido burlado o de ingenuidad por haber ido a votar, aunque haya ganado la anulación de boletas. Todas las candidaturas fueron postuladas por el Poder Ejecutivo –la presidenta– y por el Poder Legislativo –senadurías y diputaciones–. Claudia Valle es la única candidata ganadora que también venía con el aval del Poder Judicial.

El informe de observación electoral de la OEA es contundente: proceso electoral sumamente complejo y polarizante, múltiples oportunidades de mejora, corregir deficiencias actuales, debate verdaderamente plural. La ciudadanía y las instituciones mexicanas deberán evaluar si el modelo actual de selección de autoridades judiciales a través del voto popular, que no tiene precedentes a nivel mundial, contribuye a fortalecer los principios fundamentales de la administración de justicia; o si, por el contrario, acaba debilitando la transparencia, imparcialidad, eficacia e independencia del Poder Judicial.

En dos párrafos y con lenguaje objetivo sumariza el desaseo del trabajo legislativo con la reforma, la prisa y la radicalidad con la que se implementó. Y que sólo se justifica –esto es de mi cosecha– por la injerencia del líder moral de la cuarta transformación.

Las respuestas de los poderes ganadores, el Ejecutivo y Legislativo, fueron patéticas, calificativo utilizado por Daniel Zovatto en un contexto de objetividad científica que caracteriza. Esto es, no es insulto, es diagnóstico.

El voto anulado intencionalmente – las tachitas en cada casilla – ganó a cualquier candidatura. Y si la sumamos con las casillas no utilizadas –la tacha grande en toda la boleta– superan el 20 %. Al final ambas posturas funcionaron: quienes no asistieron a las casillas lograron que fuera la elección más desangelada en la historia de la democracia que alguna vez tuvo México y quienes anularon sus boletas ganaron la elección.

Los procesos judiciales para anular esta elección ya empezaron y están en curso. Van a tomar tiempo y no advierto voluntad política para que se resuelva con la objetividad jurídica que amerita. Pasaran años para llegar a las cortes internacionales si la perseverancia les alcanza a quienes impugnaron.

Nada ha cambiado todavía, a ver mañana que empieza a ser diferente.

Sara Lozano

Sara Lozano

Colaboradora en la Escuela de Gobierno y Transformación Pública y profesora en el Tec de Monterrey de Ciudadanía y Democracia. Integrante fundadora de Ellas ABP coordinadora de programas por la prevención de la violencia laboral y económica contra las mujeres.

COLUMNAS ANTERIORES

Pondrá Caintra a Pymes al día dando capacitación vivencial
Robert G. Papp: Drones, cárteles y la seguridad nacional mexicana

Las expresiones aquí vertidas son responsabilidad de quien firma esta columna de opinión y no necesariamente reflejan la postura editorial de El Financiero.