Una comprensión profunda de las diferencias culturales, los valores, creencias, normas y prácticas, es de vital importancia en un mundo globalizado, eliminando posibles barreras culturales, estereotipos, prejuicios, conflictos y fracasos en el ámbito de los negocios.
Así mismo, una gestión eficiente de la inteligencia cultural de los equipos de trabajo genera empatía, apertura ideológica y capacidad de percibir las situaciones desde distintas perspectivas, favoreciendo el conocimiento y reconocimiento de las diferencias culturales, así como el respeto por ellas.
Earley y Ang presentaron el concepto de inteligencia cultural en el año 2003 haciendo referencia a la capacidad de las personas para adaptarse a otras de diferentes culturas, enfatizando que ésta adaptación permite a las organizaciones, aprovechar las oportunidades que ofrece la globalización, como lo es la expansión de mercados internacionales, la innovación y la generación de proyectos, permitiendo en las personas el desarrollo de habilidades interculturales, como la comunicación efectiva, la resolución de conflictos, la negociación y el liderazgo en contextos culturalmente diversos.
Estas habilidades son hoy en día esenciales para trabajar de manera colaborativa y productiva en equipos internacionales y en entornos multiculturales.
Cuando las empresas operan en múltiples países, un alto nivel de inteligencia cultural en combinación con una asertiva toma de decisiones financieras por parte de sus líderes puede favorecer el éxito en las negociaciones y una gestión más precisa de riesgos culturales y políticos presentes en cada país.
En un entorno globalizado, las empresas colaboran constantemente con socios, proveedores y clientes en diferentes partes del mundo, esto requiere la implementación de procesos de gestión del conocimiento y de colaboración que faciliten una comunicación efectiva entre los equipos de trabajo.
La globalización también implica operar en diferentes entornos regulatorios y cumplir con normativas internacionales en materias como comercio, medio ambiente, salud, seguridad, ética, contabilidad y finanzas corporativas, entre otras.
En el ámbito de la contabilidad y finanzas corporativas, las empresas que operan en contextos internacionales deben desarrollar estrategias orientadas a mejorar la inteligencia cultural de sus equipos de trabajo, ya que la percepción de las normas, valores y estilos pueden variar considerablemente entre países.
Por ejemplo, con relación a las normas, el conservadurismo contable puede ser más estricto o de mayor rigor en países europeos en comparación con países latinoamericanos, lo que implica que los equipos contables comprendan los factores que generan estas diferencias y el por qué cambian de acuerdo con la cultura, esto implica capacitación específica en Normas Internacionales de Información Financiera (NIIF/IFRS), principios GAAP, y otras normativas contables y financieras.
En cuanto a los valores o aspectos éticos culturales, los equipos de trabajo deben tener presente que lo que en una cultura se considera un regalo o cortesía, en otra puede ser considerado como un intento de soborno. La corrupción, el respeto a las autoridades y jerarquías, la competencia desleal, así como cualquier otra practica empresarial inadecuada puede dañar severamente la reputación de la organización y ocasionar consecuencias graves y sanciones legales que deriven en el cierre de operaciones de la empresa.
Respecto a las diferencias culturales de estilo, como el tipo de comunicación directa y clara, el nivel de formalidad en la comunicación, el uso de gestos, expresiones faciales, la percepción del tiempo, las relaciones personales y la etiqueta social son elementos que deben considerase prioritarios al momento de llevar a cabo negocios internacionales, ya que de ellos puede depender en gran medida el éxito o fracaso de una negociación.
Un ejemplo de que las diferencias culturales mal gestionadas pueden tener un impacto directo en las finanzas de una organización es el caso de Walmart, viéndose obligada a cerrar operaciones en Alemania en el año 2006, debido a la imposición de prácticas financieras similares a las de Estados Unidos sin comprender la cultura laboral y comercial del país.
Su intento por aplicar la gestión contable y políticas salariales sin considerar el marco regulatorio, así como prácticas de servicio al cliente que los alemanes consideraron invasivos, le costó a la transnacional más de mil millones de dólares antes de retirarse del país, dejándole una lección de la importancia de adaptarse al marco regulatorio y cultural del país anfitrión.
Sin duda, una gestión sólida de la inteligencia cultural en los equipos de trabajo se traduce en una mayor capacidad para cumplir con normativas internacionales, en una ágil entrada y adaptación a mercados globales, y en la consolidación de una reputación corporativa basada en la confianza y el reconocimiento.
Estos factores generarán ventajas competitivas sostenibles que fortalecerán el posicionamiento financiero de toda organización que desee el éxito en entornos internacionales.
La autora es Miembro de la Comisión Editorial del ICPNL.
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