Monterrey

Daniel Maranto: La estrategia y la Paradoja de Icarus

Las organizaciones fácilmente pueden quedar atrapadas en sus propios éxitos y no ver que el entorno cambia rápidamente.

En esta aportación hago una relación entre la Paradoja de Icarus y la estrategia empresarial.

Primeramente, hagamos una breve descripción de Icarus, cuyo padre le construyó unas alas con plumas unidas con cera para que pudiera escapar de su cautiverio y recorrer los cielos, con la única condición de que no se acercara al sol pues el calor derretiría la cera e Icarus se desplomaría con consecuencias fatales.

Tal como ocurrió. Icarus se sintió libre de poder volar a las alturas, desafiando la indicación de su padre, la cera se derritió con las consecuencias anticipadas. Pero ¿qué tiene que ver esta paradoja con las organizaciones? Mucho.

Las organizaciones fácilmente pueden quedar atrapadas en sus propios éxitos y no ver que el entorno cambia rápidamente y no se dan cuenta de que deben continuamente estar innovando para atender los nuevos requerimientos de sus clientes.

Es más, no se hacen la pregunta ¿quiénes son los clientes de mañana? Pero ¿por qué ocurre esto y cómo se puede evitar? Varios pueden ser los motivos.

Desde un Consejo de Administración que no cuestiona ni pide proyectos innovadores que sean los servicios y productos del futuro, incentivos a la compensación directiva que no motivan hacer apuestas estratégicas y que, más bien, privilegian los resultados en el corto plazo, hasta una cultura organizacional en donde el hecho de innovar no se alienta y se privilegia hacer lo que se ha venido haciendo por mucho tiempo.

Icarus fue víctima de su propio éxito, como lo han sido organizaciones que se quedaron haciendo lo que en un momento les trajo beneficios y acabaron haciendo muy bien lo que el cliente ya no necesitaba porque otras empresas entendieron sus necesidades de mejor manera y les ofrecieron una solución que les resultó más atractiva. Un querido colega mío solía sintetizar estas necesidades en cuatro elementos básicos. El cliente busca más libertad, más bienestar, menor costo y dedicar menos tiempo a las transacciones.

Al entender estas necesidades tendremos una excelente base para innovar y responder la pregunta ¿qué sigue para esta organización? Veámoslo de esta forma, el llamado Internet de las Cosas nos ofrece muchas comodidades; por ejemplo, encender de manera remota el aire acondicionado de casa y encender el horno de microondas para que, cuando lleguemos a casa, esté a una temperatura agradable y la cena caliente, lo que nos ofrece más libertad y más bienestar; el servicio de entrega por medio de repartidores de las compras en línea del supermercado o de la farmacia, a través de una aplicación, de igual manera nos ofrecen más bienestar.

La posibilidad de comprar un boleto de avión mediante una aplicación en internet nos da la libertad de comparar precios y días del viaje, dándonos más libertad y ahorro en tiempo.

¿Cómo identificar un Icarus en la organización o cómo saber si la organización en sí tiene una cultura arraigada en la forma de ser de Icarus? Una forma de identificar es cuando la respuesta que obtenemos a la pregunta ¿por qué se hace de una manera tal procedimiento? es: porque siempre se ha hecho así.

Sin duda, en su momento habrá tenido sentido; sin embargo, eso no garantiza que lo siga teniendo. Podemos encontrar varias formas de evitar caer en el estilo de liderazgo Icarus.

Por ejemplo, el equipo directivo debe darse tiempo de viajar y conocer otras formas de trabajo en industrias y regiones diferentes y encontrar algo que pueda servir para su propia empresa; también, el equipo directivo puede pasar algún tiempo en la planta de producción observando y aprendiendo de los equipos operativos, así como pasar tiempo en los lugares donde compra el cliente y observar su proceso de compra.

En cuanto a los incentivos, una parte de la compensación variable puede ser con base en los resultados del corto plazo y otra parte con base en los proyectos que se tienen en investigación y que podrán dar resultados más adelante.

Las palabras claves son observar de distintas fuentes y preguntar si lo que se hace puede ser hecho de alguna manera mejor. Un ejemplo histórico, relacionado con estas ideas, es la compañía de entrega de mensajería Pony Express que estuvo en funcionamiento sólo de 1860 a 1861, en los Estados Unidos, cuando fue remplazada por el telégrafo, el cual ofrecía soluciones con menor tiempo y menor costo.

Lo interesante a reflexionar es que, si en la historia están registrados estos eventos, ¿por qué aún tenemos casos de empresa exitosas que son remplazadas por innovaciones hechas por otras organizaciones? La respuesta está en entender las necesidades de los clientes y diseñar soluciones en función de éstas.

Observar las necesidades del cliente es complicado, no intentarlo puede comprometer la continuidad de la organización.

Contacto: dmaranto@tec.mx

El autor es profesor de estrategia y liderazgo en EGADE Business School.

COLUMNAS ANTERIORES

Víctor Romero: La bolsa en la palma de tu mano
Angel Maass: Inflación al alza y Banxico en la encrucijada: ¿cortar tasas o pausar?

Las expresiones aquí vertidas son responsabilidad de quien firma esta columna de opinión y no necesariamente reflejan la postura editorial de El Financiero.