Monterrey

Juan J. García: El proteccionismo y las excusas de Trump

El comercio internacional no es perfecto, existe la cooperación inadecuada, protección a industrias específicas y la polarización.

Por primera vez, Estados Unidos salió del top 25 del índice Economic Freedom, calculado por la Heritage Foundation, en donde una de las dimensiones consideradas es el grado de intervención que tiene el gobierno sobre el comercio internacional.

El comercio internacional no es perfecto, existe la cooperación inadecuada, protección a industrias específicas y la polarización en los extremos de los estratos socioeconómicos en ciertas naciones. Sin embargo, el comercio internacional ha crecido de manera constante desde la década de los 60´s, superando los desafíos mencionados previamente.

Podemos identificar tres ventajas del comercio internacional. Primero, al tener un mercado mayor por satisfacer, el crecimiento de la producción permite la disminución del costo unitario, mejorando la eficiencia en el proceso de producción de las empresas. Segundo, la apertura de mercado puede disolver el poder de las empresas nacionales en caso de operar como un monopolio o cartel. Tercero, los consumidores nos vemos beneficiados al tener una mayor variedad de productos y con un precio menor debido a la competencia que genera el comercio internacional. Entonces, si el comercio es tan bueno, ¿por qué los gobiernos optan por intervenir?

Uno de los ejes de la agenda política del gobierno de Donald Trump es el proteccionismo, mismo que ha sido objeto de críticas. El proteccionismo se refiere a un conjunto de políticas orientadas a proteger a los productores nacionales de determinadas industrias mediante el aumento del precio de los productos extranjeros a través de impuestos o cuotas, disminuyendo el costo de los productores nacionales y/o limitando el acceso de los productores extranjeros al mercado nacional.

En los primeros días de abril, el presidente Trump anunció aranceles “recíprocos” contra un número considerable de países, lo que se consideraba como una declaratoria de independencia económica. Existen varios argumentos para aplicar el proteccionismo, analizaremos los más utilizados por el gobierno de Trump.

Una de las preocupaciones es el déficit en la cuenta corriente dentro de la balanza de pagos, situación en la que se encuentra Estados Unidos. Para el último trimestre del 2024, el déficit fue de 303.9 billones de dólares, representando un 4.1% del producto interno bruto del país. Como la cuenta corriente considera los saldos del comercio de bienes y servicios y los flujos de ingresos entre residentes estadounidenses y residentes de otros países, es frecuente que funcione como excusa para señalar una injusticia en las relaciones comerciales entre países.

Sin embargo, este enfoque omite ciertas consideraciones como el hecho de que un déficit comercial “per se” no es perjudicial para la economía. El enfocarse solamente en la cuenta corriente, evita considerar otros flujos de efectivo que compensan la desigualdad, como la cuenta de capital, que registra las transferencias de capital entre residentes de Estados Unidos y residentes extranjeros; y la cuenta financiera, que registra las transacciones entre residentes de EE. UU. y residentes extranjeros que resulten en cambios en el nivel de reclamos o pasivos internacionales. En la mayoría de las ocasiones, estas cuentas compensan el déficit en la cuenta corriente.

Además, es probable que los aranceles no cambien la situación. Es común que las economías a las que se les imponen aranceles respondan con acciones similares. Por lo tanto, este tipo de políticas que buscan reducir las importaciones, invariablemente también afectarán el monto de las exportaciones, manteniendo el déficit original.

Otro de los argumentos que justifican el proteccionismo es el empleo, ¡hay que proteger los empleos en nuestro país! Sin embargo, una industria que no está preparada para competir con nacionales o extranjeros, está destinada a disminuir su participación de mercado y perder empleos.

Los trabajadores y sus sindicatos siempre estarán buscando obtener protección por parte del gobierno para mantener sus puestos, sin embargo, el uso de tarifas en el comercio internacional protegerá solamente a los trabajadores de industrias importadoras, mientras que se perderán los puestos de las industrias que se enfocan en la exportación.

En 1978, C.B. Lutrell, en su publicación “Imports and jobs – the observed and the unobserved”, establece que las ganancias de reducir las importaciones y las pérdidas de la disminución en las exportaciones se compensan y el efecto neto en el empleo es muy cercano a cero.

Los escenarios que la historia y la teoría económica nos sugiere para el corto plazo, en caso de que las medidas de la administración se mantengan, son: algunas industrias favorecidas por las nuevas políticas, como la industria automotriz; precios más altos en diferentes bienes y serivcios como consecuencia del aumento en las tarifas arancelarias, generando inflación y una disminución del poder adquisitivo; incertidumbre en los mercados financieros; y un desplazamiento de empleos entre industrias.

Esperemos que los actores de este conflicto comercial recapaciten, pues de lo contrario, la evidencia sugiere que tendremos una disminución en nuestra calidad de vida.

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